La vocación ciudadana del politólogo y humorista Laureano Márquez se debate entre la seriedad y el chiste. Se sirve de este último para invitar a la reflexión
Laureano Márquez dibuja en su imaginario personal un futuro nacional que se le antoja incierto. Para él, la llamada “luz al final del túnel es una gandola que viene de frente y sin frenos”.
De la pluma de este articulista, actor, guionista, politólogo y comediante han salido cientos de escritos trazados con la fuerza de un espíritu crítico que cimenta sus argumentos en un profundo sentir ciudadano.
La actualidad le duele y lo motiva. Al autor de libros como “Se sufre pero se goza” y “El código bochinche”, el estudio lo ha hecho concluir que esta es una nación históricamente contradictoria “que lucha entre los dos pulmones que lleva en sus entrañas: la civilidad y la barbarie”, dejando en medio un amplísimo espacio para el humor que se construye a partir de encuentros y desencuentros cotidianos.
“De un lado está nuestro deseo de leyes, ideas, principios, democracia y libertad y del otro nuestra ambición egoísta, astuta, tiránica y abusadora del país. Esos dos pulmones luchan, no solo afuera, sino al interior de cada uno de nosotros. En nuestra historia hay ejemplos de cada aspecto de nuestra manera de ser. Pero repito, los bárbaros tienen algo de civilización y los civilizadores algo de bárbaros”.
-¿Tiene el humor una dimensión vital en la tarea de asumir la cotidianidad? ¿Hasta dónde se puede reír el ciudadano de la situación que le toca sin rozar la evasión?
-El humor puede ser ambas cosas. Evasión y reflexión, dependiendo de su contenido. En todo caso, el humor siempre es algo positivo. El ciudadano debe reír, no para evadir, sino para comprometerse.
-¿Se considera un individuo de talante positivo?
-A veces soy negativo, con razón o sin ella. Pero el humor me da esperanza en el ser humano. En tal sentido soy muy positivo. Nunca dejaré de creer en el hombre.
-¿Cuáles cree que sean las esperanzas que más se repiten entre los criollos?
-Es muy difícil en esto hablar de forma generalizada. Creo que hay un poco de todo. Para algunos su esperanza es hacer un negocio con el Gobierno y forrarse con los insumos que nunca llegarán a los hospitales, para otros es salvar una vida con las uñas en ese mismo hospital. Venezuela tiene esperanzas porque los del segundo grupo son muchos más.
-Citando un escrito suyo muy reciente sobre la situación del país, ¿cómo ve al “paciente”?
-El paciente empeora aceleradamente. Está en terapia intensiva y se está acabando el oxígeno por negligencia médica. Creo que si escogiésemos una fase del desarrollo humano, Venezuela estaría en la adolescencia. Nos falta madurar en la responsabilidad de la conducción de nuestro propio destino. Debemos mejorar en nuestra relación con las normas establecidas. Nosotros las incumplimos, pero reclamamos con vehemencia comodidades y dádivas de papá Estado. Pero, además, y lamentablemente, vivimos en el mal ejemplo porque papá Estado -que quiere que sigamos las reglas- es un borracho que las ignora, se rumbea los reales y llega a la casa a pegarle a mamá.
– ¿Cómo vislumbra el futuro de Venezuela? ¿Cree que un cambio se avecine pronto?
– Lo digo en mi monólogo: se ve una luz al final del túnel y es una gandola que se acerca de frente y sin frenos. Me atrevo a afirmar que lo que viene es de fuerza o de violencia. Obviamente no es lo que deseo, pero creo que hemos llegado a un grado tal de absurdo político, que la salida dialogada luce lejana. Sin embargo, es la única que debemos propiciar. Venezuela se va a recuperar, pero tomará tiempo, sacrificio y esfuerzo. Ojalá salga curada del cáncer de la demagogia y el populismo.
– Cuando la recomendación es tratar de reír, ¿qué situación del acontecer de la nación tiene más “madera” para explotarse con el humor?
-Todo el país. Cualquier cosa puede explotarse humorísticamente, porque el humor surge de las contradicciones y nosotros las tenemos en abundancia. Tenemos a Maduro, Ramos Allup, Diosdado Cabello, Cilia, Iris, todos los tareckeses, María Corina y Leopoldo como protagonistas de la actualidad nacional. Aunque la verdad que Chávez era más explotable. A uno con Maduro le da como un poco de lástima porque es una especie de víctima al que le toca pagar los platos rotos del auténtico rompeplatos, que ya no está. Ramos Allup, por otro lado, es una fuente inagotable de humor. Él en sí mismo, y su manera de hablar, es gracioso.
– Cuando cambien las caras del Gobierno y la política nacional, ¿quiénes van a ser los “blancos” del humor inteligente? ¿Se cansa la gente de reírse de quienes estelarizan la noticia política?
– No, nunca se gastan aquellos que tienen oportunidad de poner la torta. El que ejerce el poder siempre será el blanco, aquí y en Suiza.
Cuando se vive en angustia permanente el tiempo se relativiza. A mí, estos 17 años me parecen una eternidad”.
La situación del país me tiene bastante triste, por eso mismo sigo en el humor. El humor es la resistencia última de la libertad cuando está acorralada”.
Felicidad nacional
Márquez opina que ser feliz en la actualidad venezolana es indicativo de andar “mal de la cabeza, al menos que crea que se pueda ser feliz a espaldas del dolor ajeno. Creo en la felicidad relativa, en que el hombre puede ser feliz en medio de adversidades que siempre habrá. Pero cuando las adversidades son demasiado adversidades, como es nuestro caso, no se puede. Es decir, el que esté contento en la playa mientras ve venir el tsunami, es porque está tostado”.
De perfil
Laureano Márquez se graduó en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Trabajó en el programa de televisión Radio Rochela, durante una década, como actor y libretista. Ha desarrollado el humor a través de obras teatrales como “La Reconstituyente”, de numerosos artículos y libros como “Se sufre pero se goza”, “El código bochinche” (2004) y “Amorcito corazón”, en el marco de la colección “Llámalo amor si quieres” del grupo Santillana. Ha abordado también el “stand up” haciendo monólogos de corte sociológico con los cuales analiza las características de la idiosincrasia venezolana, la actualidad del país, sus antecedentes y protagonistas.
Fuente: El Tiempo.com.ve
Viviana Mella Sandes








