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El alcohol y la hormona del amor producen un efecto similar en el cerebro

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El alcohol y la hormona del amor producen un efecto similar en el cerebro

Si hay algo que el amor y el consumo moderado de alcohol comparten es que pueden llegar a producir un estado de sosiego. Al respecto, la ciencia ha desentramado a nivel químico qué es lo que hace que estar enamorado y beber un par de cocteles produzcan confianza y relajamiento del lenguaje no verbal.

 

 

 

Investigadores de la Universidad de Brighton confirmaron que el consumo moderado de alcohol puede producir en el cerebro el mismo efecto que la oxitocina, la llamada hormona del amor, aquella que vincula a la madre con su bebé o que le genera ternura a una pareja después del coito.

 

 

 

Sin embargo, aunque siguiendo la misma línea, en un estudio publicado en la revista Neuroscience and Biobehavioral Reviews, un grupo de la Universidad de Birmingham detalla las características que comparten los dos químicos y argumentan que la hormona del amor tiene un lado oscuro.

 

 

A pesar de que son conocidos los beneficios de la oxitocina, como que incrementa el comportamiento generoso y fomenta las relaciones sociales, los investigadores de Birmingham dicen que también está atada a la agresión, la envidia y el querer ser competitivo. Suena similar a los efectos del exceso de alcohol.

 

 

 

Ambos, el licor y la oxitocina, reducen el miedo y la ansiedad, lo que hace sentir bien pero que al tiempo puede conducir a tomar malas decisiones bajo su influencia. Lo que sucede internamente, según explica el doctor Ian Mitchell, es que la reacción es similar en el ácido gama aminobutírico (GABA), neutransmisores que son una suerte de circuitos a través de los que se controlan los niveles de estrés, miedo y coraje.

 

 

 

La advertencia es respecto a que hoy es posible conseguir oxitocina sintética en el mercado, por lo que los expertos señalan los peligros de automedicarse para sentirse mejor, ya que la sustancia en todo caso aumenta los comportamientos que conducen a tomar riesgos.

 

 

 

Sin embargo, los científicos prevén que la hormona podrá ayudar a tratar ciertas condiciones siquiátricas –paradójicamente el alcoholismo-. Pero la comunidad científica reconoce que se debe adelantar más estudios para entender la complejidad de la hormona.

 

 

 

fuente: El Espectador

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