Bolas medicinales, kettlebells, correas de resistencia…La lista de accesorios para hacer más retadora o variada una rutina de ejercicios es larga. Pero ¿palitos para tocar batería como aliados para fortalecer el cuerpo y bajar de peso?
Es la propuesta de algunas nuevas modalidades en el mundo del ejercicio que buscan maximizar los beneficios emocionales que se le atribuyen a tocar el instrumento, combinados con las ganancias de una actividad física completa.
Pound Rockout Workout es la más reciente de estas modalidades que acaba de llegar a Puerto Rico tras la certificación de la primera instructora puertorriqueña, Yesenia Marrero.
El sistema fue creado por Kirsten Potenza y Cristina Peerenboom, dos bateristas estadounidenses que en medio de sus agotadoras prácticas comenzaron a pensar en la posibilidad de combinar el esfuerzo de sus brazos al tocar con otros movimientos en el resto del cuerpo. Incorporaron muchas sentadillas, giros, movimientos asimétricos, tridimensionales, de cardio y de Pilates que se ejecutan al ritmo de pegajosa música rockera.
Diseñaron, además, su propia versión de palitos para tocar batería, pero en plástico, más cortos, color verde neón y de 1/4 de libra de peso. Les llamaron ripsticks. De principio a fin de la clase, los palitos son utilizados para marcar el ritmo, imitando a un baterista en plena función. Se estima que en una sola clase cada participante puede hacer hasta 15,000 golpeos, desde cortos hasta muy rápidos.
Agarrar los palitos, según las creadoras del sistema, logra varios propósitos. El más obvio es “convertirte” en artista de rock. De entrada, jugar con esta fantasía imparte un aire distinto y divertido a la clase. Pero además, agarrarlos sirve de distracción ante el cansansio y ayuda a aumentar la inestabilidad corporal, lo cual obliga a utilizar el torso para mantenerse estable.
“La clase es superefectiva. Trabaja todos los músculos del cuerpo y es bien divertida”, afirma Marrero, quien este mes comenzó a enseñar Pound en el gimnasio Core Fitness en Caguas.
Música y movimiento
Frente a un salón repleto de mujeres y un solo varón (aunque ellos también pueden beneficiarse de este ejercicio) Marrero imparte algunas instrucciones sencillas.
Primero, enseña la forma correcta de agarrar los palitos. hay que colocar el dedo pulgar sobre la varita y arroparlo con el resto de la mano, sin soltar demasiado la muñeca.
Sentada sobre un esterilla para yoga la instructora enseña una de las posturas básicas de Pilates, el plie. Esta consiste en sentarse con el cuerpo en forma de V. Es la posición que se alterna a las posturas de pie a lo largo de la clase.
Desde el calentamiento, es evidente el rol protagónico de la música. La selección de temas de Bruno Mars, Blink 182, Foo Fighters y Sebastian, entre otros, marca el ritmo de la secuencia que es dinámica pero fácil de seguir.
Los movimientos son enérgicos y los brazos se mueven constantemente dirigiendo los palitos al suelo o hacia al aire, dependiendo del ejercicio que se realice. Marrero enseña al grupo las modificaciones, desde las básicas hasta las avanzadas, que pueden hacer.
“Aquí vienes y te despojas de todo”, grita al grupo que se mueve sin cesar.
Los anima a no disminuir la energía y les afirma que el 20% de los movimientos de cardio son realizados con el movimiento de los brazos.
Durante los segmentos de la clase que se realizan de pie, Marrero guía al grupo en secuencias de sentadillas, torciones y movimientos de cardio.
En los segmentos de ejercicios sobre la esterilla se realizan abdominales sin dejar de mover los brazos de un lado a otro según el compás.
Al final y para bajar la intensidad, los movimientos se vuelven más lentos y se comienza el estiramiento al ritmo de Wonderwall, de Oasis.
Divertido y diferente
Unas más faltas de aire que otras, varias de las alumnas terminaron la clase con cara de haber salido más de una fiesta que de un workout.
“¡Me encanta! Me gusta mucho la música porque sientes como si tocaras la batería. Para todos los rockeros frustrados esta es una manera de liberar el estrés”, afirma la exbailarina. Karla Tomassini.
Al igual que la instructora de ejercicios Joy Morales, ella está acostumbrada al ejercicio bien intenso. Ambas coinciden en que en una sesión de Pound se trabaja todo el cuerpo de una manera retadora.
“La parte más divertida de la clase es la música. Uno puede seguir fácilmente el ritmo de la música y el conteo de los movimientos se hace más fácil. No tiene movimientos complicados”, afirma Morales.
Para otras, el atractivo mayor fue utilizar los palitos “porque distraen”, “son algo diferente” y hasta por momentos parecen disfrazar el hecho de que se está sudando.
“Yo, que soy bien mala con la coordinación en esta clase no me pierdo”, afirma Silka Carrasquillo. Mientras, Mabel López asiente al consignar que: “te envuelves con los palitos y olvídate”.
Las clases de Pound, que en Puerto Rico solo se ofrecen actualmente en el gimnasio Core Fitness en Caguas, ya son muy populares en varios reconocidos gimnasios de Estados Unidos, entre ellos, Hard Candy Fitness, propiedad de Madonna.
Mientras se abren más espacios, Marrero asegura que la rutina puede ser practicada por personas con diferentes niveles de capacidad física, pues se enseñan modificaciones y es sencilla de seguir, gracias a la coordinación entre música y movimiento.
“La clase es bastante intensa. Descargas toda tu energía al golpear y la hora se va volando porque distraes la mente”, afirma la instructora.
Fuente: EN