Foto de archivo de un hombre en un edificio en La Habana en el que flamean las banderas de Cuba (D) y EEUU (I). Ene 19, 2015. Estados Unidos está presionando a Cuba a fin de que permita la apertura de su embajada en La Habana para abril, dijeron funcionarios en Washington a Reuters, pese a que el Gobierno comunista de la isla demanda que antes se le retire de la lista de estados que patrocinan el terrorismo.
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Estados Unidos está presionando a Cuba a fin de que permita la apertura de su embajada en La Habana para abril, dijeron funcionarios en Washington a Reuters, pese a que el Gobierno comunista de la isla demanda que antes se le retire de la lista de estados que patrocinan el terrorismo.
Una negativa de Cuba que impida que Estados Unidos establezca una embajada oficial con rapidez por primera vez en más de medio siglo podría complicar la relación entre las partes.
Retirar a Cuba de la lista de países que respaldan al terrorismo podría tomar hasta junio o más, pese a que la Casa Blanca está presionando para que se actúe con rapidez, dijeron dos funcionarios estadounidenses con conocimiento directo de la revisión del Departamento de Estado en torno al proceso.
Washington está ansioso por restablecer las relaciones diplomáticas antes de la Cumbre de las Américas que se realizará en Panamá en abril, cuando el presidente Barack Obama se reunirá con el líder cubano Raúl Castro por primera vez desde el 2013, dijeron los funcionarios.
Ambos líderes anunciaron un histórico acuerdo el 17 de diciembre para restaurar las relaciones. Diplomáticos de Estados Unidos y Cuba se reunirán este mes o a inicios de marzo en Washington para una segunda ronda de negociaciones.
Si bien el restablecimiento de las relaciones diplomáticas podría ocurrir pronto, el proceso para normalizarlas, que incluye el fin del embargo comercial que Washington mantiene sobre la isla desde hace más de medio siglo, tomará mucho más tiempo.
Cuba no ha hecho de su remoción de la lista una condición para restaurar los lazos diplomáticos, dijeron funcionarios estadounidenses. Pero La Habana aclaró durante la ronda inicial de negociaciones el mes pasado que primero quiere ser retirada de la lista de estados que patrocinan el terrorismo.
QUEDAR FUERA DE LA LISTA
Para Cuba, que considera una injusticia estar en la lista, salir sería una muy ansiada victoria de propaganda en casa y en el extranjero.
Washington incorporó a Cuba a la lista en 1982, argumentando que el Gobierno del entonces presidente Fidel Castro entrenó y armó a rebeldes comunistas en África y América Latina.
La lista de países es corta: Irán, Sudán, Siria y Cuba.
Sin embargo, la presencia de Cuba en la lista ha sido puesta en duda en años recientes. Según el último reporte anual sobre países y terrorismo del Departamento de Estado, la isla ha ofrecido refugio a miembros del grupo separatista vasco ETA y de la guerrilla izquierdista colombiana de las FARC.
Pero ETA, severamente debilitada por las policías española y francesa, llamó a un cese al fuego en 2011 y se comprometió con un desarme. En tanto, las FARC están en conversaciones de paz con el Gobierno colombiano desde hace dos años en La Habana.
Incluso el Departamento de Estado reconoce en su reporte que Cuba ha progresado. «No hay indicios de que el Gobierno cubano entregue armas o entrenamiento paramilitar a grupos terroristas», dijo.
Cuba mencionó el asunto antes de las conversaciones de enero en La Habana. Un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano dijo a periodistas el 20 de enero que la inclusión en la lista era «injusta».
«No concebimos un restablecimiento de relaciones diplomáticas mientras Cuba continúe incluida en la lista de estados auspiciadores o patrocinadores de terrorismo internacional», dijo la fuente a periodistas en La Habana hablando bajo condición de anonimato.
«Es un contrasentido», enfatizó. «Vamos a plantear ese tema como uno de los temas que tenemos que abordar para poder realmente decir que estamos restableciendo relaciones».
La inclusión en la lista acarrea sanciones económicas y puede suponer multas a las empresas que hacen negocios que están en ella.
Como parte de su cambio de política hacia Cuba, la Casa Blanca ordenó al Departamento de Estado que revisara la situación de la isla en la lista de estados que patrocinan el terrorismo, dijeron funcionarios estadounidenses.
Un funcionario de seguridad nacional de Estados Unidos dijo que las agencias de inteligencia están bajo presión de miembros de alto rango del Gobierno de Obama para completar su papel en el proceso de remoción antes de marzo.
«El proceso está avanzando», dijo el funcionario.
Para completar el proceso, Obama necesitaría enviar al Congreso un reporte que declare que La Habana no ha respaldado actividades relacionadas con el terrorismo durante seis meses, y que la isla ha brindado garantías de que no apoyará al terrorismo en el futuro. Cuba sería eliminada automáticamente de la lista 45 días después.
Lograr abrir una embajada también es complicado.
Convertir la sección de intereses de Estados Unidos en La Habana en una embajada después de 53 años requeriría del fin a las restricciones al personal estadounidense en La Habana, a las limitaciones al movimiento de los diplomáticos y la designación de un embajador.
Eso permitiría a Washington renovar el edificio y tener un destacamento de seguridad en torno al edificio, en reemplazo de la policía cubana.
La Habana también quiere que Washington reduzca su apoyo a los disidentes cubanos cuando ambas partes se vuelvan a reunir. Funcionarios estadounidenses han afirmado de manera pública y privada que pretenden seguir respaldando a los disidentes.
«No puedo imaginar avancemos a la próxima etapa de nuestras relaciones diplomáticas con un acuerdo para no ver a los activistas en favor de la democracia», dijo la negociadora estadounidense Roberta Jacobson a una audiencia parlamentaria presidida por el senador Marco Rubio, un republicano se opone abiertamente a la nueva política de Obama frente a Cuba.
Escrito por: Lesley Wroughton y Mark Hosenball
Fuente:Reuters