Editorial La Nación: Cascos Verdes, oportunidades sin barreras

Editorial La Nación: Cascos Verdes, oportunidades sin barreras

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En 2007, Javier Ureta Sáenz Peña impulsaba la creación de Cascos Verdes, una organización sin fines de lucro que promueve la inclusión sociolaboral de personas con discapacidad intelectual a través de la capacitación ambiental. Su inquietud nació de ver que no había personas con síndrome de Down en las universidades y resolvió alentar su participación en espacios como ese a los que generalmente no tienen acceso. En nuestro país, más del 10% de la población tiene alguna discapacidad que limita notablemente sus oportunidades.

Mediante convenios con distintas universidades Cascos Verdes ofrece un programa educativo de 4 años, en modalidad presencial, que convierte a los jóvenes becados en educadores ambientales, un título honorífico al que llegan luego de formarse en distintos contenidos como agua, energía, recursos naturales, ecología, calentamiento global, las tres “r” (reducir, reutilizar y reciclar) y sustentabilidad. El programa promueve también en ellos el desarrollo de habilidades sociales. Trabajo en equipo, autonomía, mejor manejo del público y relación con las personas son solo algunas de las facetas positivas que recogen los egresados que cumplen su sueño de llegar a la universidad. Si bien no se garantiza una salida laboral, lo aprendido facilita la inserción en el mundo del trabajo.

En formato virtual, Cascos Verdes ofrece también un curso de educación ambiental, que dura dos años.

Las universidades encuentran junto a esta ONG la oportunidad concreta de ser cada vez más protagonistas de una verdadera inclusión. Estas son: Universidad Católica Argentina (UCA); Universidad Torcuato Di Tella (UTDT); Universidad Austral (UA); Universidad de San Andrés (Udesa); Universidad de San Isidro (USI); Universidad Argentina de la Empresa (UADE); Universidad Católica de Salta (Ucasal) y la Universidad del Salvador (USAL).

La pata laboral del programa, a partir del tercer año, acerca campañas de concientización ambiental a empleados de empresas e instituciones y a alumnos de escuelas públicas y privadas. Las empresas pueden promover la inclusión social apoyando el fondo de becas para que más personas con discapacidad intelectual puedan estudiar en el ámbito universitario. Todos podemos sumar nuestro aporte para que más estudiantes accedan a estas valiosas oportunidades.

Los testimonios de todos los participantes son sumamente motivadores tal como refleja el documental Cascos Verdes en primera persona, historias de superación y de sueños cumplidos. “Recibirme fue mágico”, “estuve orgullosa de mí misma”, refieren quienes han completado estos estudios.

Es necesario trabajar para que las personas con discapacidad puedan vivir una vida plena e independiente. Los estudiantes de Cascos Verdes se convierten activamente en agentes de cambio que suman a la concientización sobre cuestiones ambientales, derribando mitos sobre la discapacidad intelectual.

 

Editorial La Nación

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