Editorial El Nacional: Asedio total

Editorial El Nacional: Asedio total

 

Ayer cumplieron once meses encerrados en la Embajada de Argentina en Caracas cinco miembros de la dirección nacional de Vente Venezuela, el partido cuya coordinación nacional ejerce María Corina Machado. Entraron en la sede diplomática el 20 de marzo de 2024, luego de que el fiscal general los involucrara en una conspiración desestabilizadora. Se les acusó de traición a la patria, terrorismo y asociación para delinquir. La única palabra verdadera de esos supuestos delitos cometidos es «asociación». Sí, están asociados en un partido político que pretende -de manera pública y notoria- el cambio político en Venezuela. Ese es el verdadero «delito» para la injusticia oficial.

La residencia de la misión argentina, que está ubicada en el sureste de Caracas, es Venezuela en pequeño. Pero peor. El servicio de agua no llega, no por la proverbial incompetencia de quienes se encargan de los asuntos públicos, sino porque hay instrucciones precisas de restringir el suministro. El servicio eléctrico no funciona, no por la proverbial incompetencia que castiga a la mayoría de los venezolanos con apagones rutinarios, sino porque arrancaron los fusibles. Nadie puede entrar a la sede diplomática: no les permiten recibir sus medicinas, no hay visitas familiares, no hay funcionarios del gobierno argentino, que fueron expulsados, ni tampoco el personal que durante un tiempo de esos once meses se ocupaba de las labores de mantenimiento y limpieza. Ni siquiera pueden ingresar funcionarios de Brasil, país al que el gobierno argentino otorgó la custodia de su sede.

La calle que da acceso a la residencia argentina en Caracas ha redoblado la vigilancia y la presencia de funcionarios armados alrededor de la vivienda, incluso desde una casa aledaña donde se habría establecido un comando de «operaciones especiales», con gente bien armada: fusiles, drones, perros pitbull.

Los salvoconductos para salir del país están negados hasta la fecha. El objetivo del cerco persistente y amedrentador es quebrar la resistencia de las cinco personas (Magalli Meda, Humberto Villalobos, Omar González Moreno, Pedro Urruchurtu y Claudia Macero) que han demostrado una fuerza de voluntad ejemplar y tozuda, comprometida con la convicción de luchar por la democratización de Venezuela. Desfallecer significaría caer en las garras de los servicios represivos, expertos en la tortura y la degradación.

No sorprende que el régimen de Maduro viole a cara descubierta la Convención de Viena y la Convención sobre Asilo Diplomático. Está en su naturaleza arbitraria, desconocedora de las leyes y vacunada contra los más elementales principios de la convivencia humana.

El artículo 22 de la Convención de Viena (en vigor desde 1964) establece que los locales diplomáticos son inviolables. “El Estado receptor tiene la obligación especial de adoptar todas las medidas adecuadas para proteger los locales de la misión contra toda intrusión o daño y evitar que se turbe la tranquilidad de la misión o se atente contra su dignidad”. El artículo 19 de la Convención sobre Asilo Diplomático —suscrita en Caracas, vaya ironía, en 1954— consagra otros deberes cruciales del Estado receptor: Si por causa de ruptura de relaciones el representante diplomático que ha otorgado el asilo debe abandonar el Estado territorial, saldrá aquel con los asilados. Si lo establecido en el inciso anterior no fuere posible por motivos ajenos a la voluntad de los asilados o del agente diplomático, deberá éste entregarlos a la representación de un tercer Estado Parte en esta Convención, con las garantías establecidas en ella. Si esto último tampoco fuere posible, deberá entregarlos a un Estado que no sea Parte y que convenga en mantener el asilo. El Estado territorial deberá respetar dicho asilo».

Nada. No hay letra que valga, no hay derecho que no se vulnere. No extraña el comportamiento de Maduro y su alto y lastimoso funcionariado, decíamos. Lo que hace un ruido ensordecedor es el silencio. ¿La comunidad diplomática existe? ¿Los organismos internacionales cumplen su labor? ¿Los presidentes Lula da Silva y Gustavo Petro, que algún canal de comunicación mantendrán con Miraflores, podrán intermediar sus buenos oficios? ¿El gobierno de España, país con tantos vínculos con la América hispana, seguirá refugiado en ese mutis anodino? ¿Y el Vaticano?)

 

Estas son las identidades de los seis asilados en la embajada de Argentina en Caracas - NoticiasCaracol

Editorial de El Nacional

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