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Editorial del Tal Cual: ¿Por dónde es que se sale?

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Editorial del Tal Cual: ¿Por dónde es que se sale?

A lgunos personeros de la oposición, léase MUD, han llegado a dar por difunto al régimen de Maduro. Otros han dicho que listo, llegó el momento, ahora sí, y aluden, con mayor o menor intensidad, a su renuncia. Pocos, de un barroquísimo adelanto inmediato de elecciones. También hay quienes hablan sólo de parlamentarias y de las buenas leyes que se pueden hacer si, como es de esperar, se tiene una amplia mayoría de gente de bien. Por último hay los que siguen abogando por el diálogo, el país unido ante la aterrante adversidad que ya está aquí. Importante: todos, todos, hablan de vías constitucionales y pacíficas. Y muy importante también pareciera que la mesa está más sólida y mejor servida que nunca a pesar de las disonancias.

 

Por otro lado, en la calle, la cosa está caliente, sobre todo por las colas y la escasez que ha superado lo imaginable. Si usted ha hecho ocho horas de cola, madrugonazo incluido, y al vislumbrar su cercanía con el objeto anhelado oye por el altoparlante que ya se acabaron los pañales, usted, padre cabal y correcto y amable ciudadano, podría verse convertido en una suerte de clon de un degollador del Estado Islámico.

 

 

Y por aquí y más allá se prenden candelitas de diverso tipo. Además, el gobierno parece dispuesto a morder y duro, como el año pasado. Mucha gente sigue pensando que esto se puede convertir en una plaza egipcia, al menos en uno o muchos caracazos.

 

El Universal, por ejemplo, lo piensa, ya que dirigió su última censura a todo el que hable de movilización o protesta, como reza el airado y digno documento de de sus valerosos periodistas.

 

Todo este rompecabezas para decir que lo que falta es precisar cómo se va a protestar, constitucionalmente, y qué es lo que creemos que es posible lograr. Y como colofón si el tipo de los pañales va a sentir aplacada su furia con lo que termine planteándose. Por ejemplo, eso de acompañar al pueblo en las colas que circuló en estos días sin mucho énfasis uno se pregunta en qué consiste exactamente. ¿Hacer la misma cola y refunfuñar «uno aquí con este resolana y esta limpieza y Maduro dándose la gran vida con la familia en Moscú y Pekín». Algo así pareciera. Y, ahora tocando lo central, ¿cómo se va a obtener la renuncia de Maduro si fuese el punto y que tanto enfatiza, por ejemplo, María Corina? Porque de suceder eso, y si no se da un golpe de Estado o alguna variante de éste, hay que hacer elecciones en un mes y si le creemos al menos un tantillo a las encuestadoras establecidas hasta María Bolívar, apoyada por la Mesa, le gana al más pintado del PSUV. Un suicidio, pues, de la revolución con todo y comandante eterno. ¿Puede lograrla la sola furia popular, la cólera de la escasez, la inflación, la seguridad y otros malestares si se juntasen, si arremetiesen, si no cejaran y no le pararan demasiado al constitucionalismo? Difícil es. Quedan los militares pero de eso no hablamos simplemente porque nada sabemos, han sido y son siempre una caja negra.

 

En este caso no hay ni siquiera demasiados rumores o es que uno es un poco sordo. Que toda transición es inédita y particularísima, como tanto dice Pompeyo Márquez, también es verdad. Mañana Maduro puede darnos algunos elementos en su mensaje a la Asamblea sobre lo que nos trajo de su viaje. Y la Mesa debería darnos unas prontas respuestas suyas a las mencionadas inquietudes y confusiones. No hay que atragantarse, es el gobierno el que no se sostiene en pie.

 

 

Fernando Rodríguez

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