El 2024 fue un año de proezas espaciales y avances científicos, con gran transformación tecnológica.
El 2025 se anuncia como un año de retos.Pese a tantas preocupaciones que arrojó el 2024 en el plano geopolítico, el avance científico y tecnológico no se detuvo. Una imagen fue el símbolo del año en este frente: la maniobra apodada ‘palillos chinos’, por medio de la cual la empresa SpaceX logró la proeza de atrapar el propulsor de un cohete de regreso a la Tierra, posándolo intacto sobre la plataforma de lanzamiento de la que había despegado.
Gracias a este procedimiento se abaratará dramáticamente la astronáutica, dicen los expertos, lo que promete una revolución en el campo de la exploración espacial.
Y no solo del espacio llegaron anuncios deslumbrantes. La incipiente pero ya transformadora tecnología de la inteligencia artificial produjo noticias casi a diario, evidencia del vértigo que rodea a este campo de investigación. En neurobiología, se publicó en octubre el mapa completo del cerebro adulto de la mosca de la fruta. Es un hito en el camino para, algún día, llegar a conocer el mucho más enrevesado cerebro humano, con el mismo nivel de detalle.
Los próximos doce meses auguran más avances en estos campos. La inteligencia artificial seguirá siendo fuente de fascinación y esperanza, pero también de inquietud. Quizá mejores tratamientos para enfermedades que han desafiado a la medicina, como el cáncer, sean descubiertos gracias al esfuerzo combinado de cerebros humanos y electrónicos. Y no cabe duda de que la IA automatizará un sinnúmero de tareas en otros campos, aumentando la productividad de muchos oficios.
Las acciones para mitigar y adaptarnos al calentamiento global seguirán siendo uno de los temas más apremiantes en el mundo científico
Pero, por esa misma razón, la IA traerá perturbaciones del mercado laboral complejas de asimilar. Y también hay temor por sus posibles efectos sociales. La desinformación y la proliferación de productos audiovisuales falsos, en los que se suplantan las caras y voces de personas de carne y hueso, serán una creciente amenaza para la democracia. El ámbito de la vida privada, asimismo, seguirá erosionándose. Países como Rusia y China han masificado el uso público de tecnología de reconocimiento facial, lo que les otorga un nivel de control y vigilancia de la ciudadanía del que ningún Estado dispuso en el pasado.
De otro lado, los dos años más cálidos desde que hay registros han sido 2023 y 2024. Aun si 2025 no los supera, las acciones para mitigar y adaptarnos al calentamiento global seguirán siendo uno de los temas más apremiantes en el mundo científico. El cambio climático continúa siendo la gran asignatura pendiente de la humanidad en el siglo XXI. Todos los demás descubrimientos podrían ser en vano si no logramos estabilizar el clima y adaptarnos a una atmósfera que ya ha sido alterada perdurablemente.
La marcha de la ciencia y el ingenio humano siempre sorprende, por lo que cabe dejar un espacio para el asombro. El 2025 se anuncia como un año de retos, pero también de emocionante progreso. Hacemos votos para que dentro de doce meses, gracias a la ciencia, este sea un planeta más próximo a hallar las soluciones a sus desafíos más urgentes. Y que los adelantos científicos sean utilizados siempre para bien de la humanidad, no para hacerle daño.
EDITORIAL
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