La edición del martes de El Nacional ofreció a sus lectores una entrevista con el histórico líder polaco Lech Walesa, realizada en Madrid. Figura de resonancia mundial en las últimas décadas del siglo pasado, cuando el denominado “socialismo real”, y muy cruel, inició su inexorable derrumbe, Walesa es un símbolo de la lucha por la libertad y la democracia, en su caso desarrollada desde el ámbito sindical hasta llegar a la presidencia (1990-1995). Lo que dice en el artículo referido es útil para nuestro país o, para decirlo mejor, para la lucha por la recuperación de la vida democrática en Venezuela, que confiamos que alcanzaríamos tras el triunfo electoral del 28 de julio del año pasado.
El mundo en el que Walesa logró protagonismo sindical y político era muy distinto al actual, aún perduraba la Guerra fría y nadie pudo advertir que el poder soviético estaba a punto de caer con estrépito y con menos dolientes de lo que se pudiera imaginar. “Nos impusieron un sistema a la fuerza y se pudo ver que el comunismo no permitía el progreso y el desarrollo. Cada uno de nosotros sabía que teníamos que cambiarlo, pero el reto era cómo hacerlo. Había mucha gente que me decía por aquella época que iba a ser imposible y que solamente una guerra nuclear con misiles nucleares podía cambiar el status quo”, recuerda Walesa.
Él pensaba distinto, muy seguramente por eso triunfó: “Y yo siempre decía no, sosteniendo que había que encontrar argumentos buenos para defendernos. Y entonces encontramos esos argumentos.”
Walesa se define como un hombre práctico, característica que la RAE define como el modo de hacer algo. Observó entonces el fundamento común: “Nos integraba la oposición al comunismo y a la Unión Soviética”. También percibió, sin embargo, que había un grupo que amaba al comunismo y a la URSS: “Así que propusimos una lucha pacífica que nadie podía rechazar, incluso nuestros rivales aceptaron nuestros argumentos.”
Al abordar, a partir de una pregunta, la situación venezolana (Walesa estuvo en Caracas en 2017 y miembros del sindicato Solidaridad visitaron el país a finales de los años ochenta del siglo pasado) establece una nítida diferencia: “En la Polonia comunista tuvimos a algunas personas vinculadas con crímenes, pero por causas políticas. Y me parece que en Venezuela la situación es el revés: se vinculan con la política causas criminales”. Muy pocas palabras para sintetizar con puntería nuestra dura realidad.
Y añade el líder polaco: “Es una diferencia bastante determinante y requiere otros métodos de lucha”. Lo que aconseja es encontrar una argumentación justa y adecuada. «A veces se necesita tiempo, como en el comunismo, para que se pudriera (el sistema político)». El sistema político venezolano está más que podrido, el tiempo resulta ya excesivo, lo que obliga a pensar y repensar en los métodos de lucha y en esa argumentación justa y adecuada.
Walesa deja para el cierre una reflexión sobre la actualidad. “Lo que está pasando en el mundo es como un ataque enorme a las democracias, donde populistas y demagogos son elegidos. Debemos tomar nuestras experiencias pasadas y determinar cuáles pueden ser útiles y cuáles no. Si no sabemos identificar nuestros retos y superarlos, vamos a salir derrotados”.
Editorial de El Nacional