En una fecha como hoy, en 2024, la Plataforma Unitaria y María Corina Machado en reunión conjunta aprobaron la candidatura del diplomático Edmundo González Urrutia para las elecciones presidenciales previstas para el 28 de julio. La decisión despejó la ruta hacia la participación electoral con una candidatura unitaria, lo que trató de impedir por todas las formas posibles, algunas absolutamente indecorosas, el régimen de Nicolás Maduro. Fue un revés definitivo para el oficialismo, presagio de la debacle política que sufriría en poco más de tres meses.
La candidata unitaria era María Corina Machado, sobradamente ganadora de la primaria opositora del 22 de octubre de 2023. Un liderazgo incontestable que removió el mundo opositor y conectó con amplias capas de la sociedad venezolana con un mensaje de reunificación de las familias, separadas por el exilio al que la incompetente y corrupta gestión de Maduro empujó a millones de personas en un lapso relativamente corto. Pero sobre Machado pesaba, y pesa, una inhabilitación política absurda y cobarde que los complacientes órganos de justicia mantuvieron. Sin dejar de ejercer su derecho a pataleo, Machado acordó una candidatura sustituta (Corina Yoris) que el CNE rechazó de la manera más burda imaginable: sin permitir siquiera su postulación y sin dar explicación alguna.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) había postulado el nombre de González Urrutia ante la eventualidad de que el régimen impidiera cualquier postulación de las fuerzas opositoras. También lo hizo Manuel Rosales en nombre de UNT y, por un momento, el gobernador del Zulia se vio a sí mismo como el abanderado presidencial de la Plataforma Unitaria. La célebre y crucial reunión del 19 de abril del año pasado, con el peso de la fuerza avasallante de Machado, inclinó la balanza hacia González Urrutia, que se transformó en el inesperado candidato opositor y luego en el presidente electo de los venezolanos, en una holgada victoria nunca registrada en ningún proceso electoral para la presidencia desde 1958.
González Urrutia, que nunca imaginó vivir una situación tan retadora como ser candidato presidencial y, además, en un momento de máxima tensión con el oficialismo, ha soportado desde su victoria el 28J un sinfín de presiones que implicaron su salida al exilio y también la detención de su yerno por el solo motivo de ser su yerno.
Concretar la victoria electoral de González Urrutia con la asunción del cargo que en buena y gallarda lid ganó es una tarea pendiente e indeclinable de los venezolanos, que han expresado en diversos sondeos de opinión su reconocimiento del triunfo electoral del 28J, su rechazo sin pizca de duda al régimen de Nicolás Maduro y su apoyo consistente al liderazgo de Machado y González Urrutia.
Frente al oscuro, precario y mediocre proceso electoral convocado por el régimen de Maduro para elegir a toda premura gobernadores, diputados a la Asamblea Nacional y legisladores a los Consejos Legislativos el liderazgo político opositor ha llamado a desconocer la farsa del 25 de mayo y concentrar las tareas políticas en la organización popular y ciudadana para conquistar la transición a la democracia. Aquel 19 de abril de 2024 hubo una candidatura y una senda política a cara descubierta.
Editorial de El Nacional