Las elecciones del 25 de mayo, en la que se elegirán gobernadores de estado, diputados a la Asamblea Nacional (cuyo período termina en diciembre) y de Consejos Legislativos estadales, encierran varios misterios que, conocido el celo con el que actúa el Consejo Nacional Electoral (CNE), se irán resolviendo o no se resolverán nunca.
El primero de los misterios es cuánta gente irá a votar. O, mejor dicho, se sabrá en algún momento cuánta gente concurrió a las urnas. Es ciertamente un misterio menor porque en el referéndum consultivo sobre el Territorio Esequibo del 3 de diciembre de 2023, ante la mayúscula indiferencia de los venezolanos, el CNE en su moderación conocida estableció que votaron más de 10 millones de venezolanos. No importa, para estos efectos, que los registros visuales de la cobertura de los medios hayan mostrado centros desolados, mesas sin electores, etc.
El segundo de los misterios será saber, también a posteriori, si las actas de cada centro de votación se darán a conocer. Tal cosa no ocurrió en el referéndum ni en la elección presidencial. Las actas que conocieron los venezolanos son efectivamente las del 28J, pero recopiladas y difundidas por la oposición. También parece un trámite menor, porque se sigue contando con Elvis Amoroso para que proceda a dar ganador al que pierde. Ni siquiera hay VAR para revisar los movimientos del árbitro Amoroso.
El tercer misterio (no el último) es quiénes serán los votantes del estado Guayana Esequiba, cuya capital, Tumeremo, se encuentra a 93 kilómetros del territorio en reclamación. Eugenio Martínez, periodista experto en estas lides electorales (más en las anteriores que en estas sin normas), refiere que el CNE utilizará algunos municipios de los estados Bolívar y Delta Amacuro como base territorial. ¿Cómo será eso? ¿Los habitantes de unos municipios de otros estados serán los electores de esa ficción política llamada estado Guayana Esequiba? ¿Tendrán doble voto, uno para el estado al que pertenecen y otro para el estado que solo existe en la imaginación?
Ese estado Guayana Esequiba, sin límites, sin gente propia, de territorio difuso, elegirá ocho diputados en la Asamblea Nacional que sigue engordando y siete en su respectivo Consejo Legislativo, que despachará allí en Tumeremo, ciudad de poco más de 35.000 habitantes en el municipio Sifontes del estado Bolívar, que todos los venezolanos, sin necesidad de registro electoral, tienen o intentan tener en la memoria de la cadera con aquel calipso de “El Callao tonight, Tumeremo tomorrow night…”
El socialismo del siglo XXI, con su mañana prometido, ha convertido estas elecciones en una aventura atropellada, con escasa emoción y aún menor beneficio para la resolución de la crisis política.
Editorial de El Nacional