Editorial de El Nacional: Petro y el Tren

Editorial de El Nacional: Petro y el Tren

 

El tren de Gustavo Petro partió el 7 de agosto de 2022 desde la Plaza de Bolívar de Bogotá, precedido de la espada que camina por América Latina, y ha seguido un trayecto sinuoso y propenso al extravío, por confusión entre las paradas de la ruta y el destino final, que está cada vez más cerca y, a la vez, más lejos de lo que se esperaba del primer gobierno de izquierda en Colombia.

En el camino se ha cruzado con otros trenes, al menos de la boca para fuera, como uno que tuvo por base de operaciones la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua, y camina desde América Latina hasta el imperio mismo. Por ese tren, tan mentado, se produjo el enésimo enredo del presidente colombiano. El asunto, que ameritó una excesiva explicación, otra más, del mandatario, tuvo su origen en el encuentro del 27 de marzo con la secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem.

La visita de Noem, la primera de un alto funcionario de la administración de Donald Trump a Colombia, permitió sellar un acuerdo sobre intercambio de información biométrica entre los dos países; pero la secretaria de Seguridad, en declaraciones posteriores, reveló la conversación sostenida con Petro y, según ella, éste habría cuestionado la malinterpretación que se hace del Tren de Aragua e, incluso, admitió que tenía amigos en esa megabanda.

De la señora Noem se puede desconfiar en cuanto a la veracidad de su relato del encuentro, nada ajeno al tono del gobierno que representa. A Petro habría que juzgarlo por las propias explicaciones que hace en su cuenta de X, en las que comienza así: “Señora Kristi, la banda del Tren de Aragua, que es una banda delincuencial asesina, la fortalecieron ustedes mismos bloqueando a Venezuela.”

El presidente de Colombia persiste en entender la realidad venezolana de una manera parcial, sin tomar en cuenta en este caso la prolífica información que existe y se ha publicado entre los vínculos del Tren de Aragua con el régimen venezolano, que se hizo fuerte en una prisión nacional ante la mirada complaciente de la cúpula en el poder, que hasta provecho le sacó para las tareas represivas.

Si Estados Unidos malinterpreta el tema migratorio de nuestro país, como en efecto lo hace, Petro incurre en una explicación superficial e interesada de las causas que originaron la alargada e inacabada diáspora venezolana. Dice también: “El bloqueo ha lanzado a centenares de miles de jóvenes venezolanos, que vivían bien, en Venezuela, a la exclusión total en barrios y países foráneos, y de la exclusión solo sale más violencia como la experiencia de la violencia colombiana de 76 años demuestra.”

Ni una palabrita sobre la destrucción ocurrida en Venezuela durante dos décadas y media, destrucción y despilfarro de los bienes del país, y socavamiento de las bases institucionales consagradas en la Constitución. ¿Centenares de miles de jóvenes venezolanos vivían bien en Venezuela? ¿En verdad, señor Petro?

El presidente de Colombia incurre en aquella trillada chanza de “no aclare que confunde”. Si un par de frases de Noem le exigen una retahíla como la que publicó en X, da que pensar sobre la pertinencia de lo que dice tanto en privado como en público.

 

Editorial de El Nacional

 

Colombia rechaza "incorrectas" declaraciones de Kristi Noem sobre el Tren de Aragua

Gustavo Petro, presidente de Colombia, recibió el 27 de marzo a la secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem

 

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