#Editorial de El Nacional: La presión funciona

#Editorial de El Nacional: La presión funciona

Martha Lía Grajales, defensora de derechos humanos colombo-venezolana detenida el pasado 8 de agosto, fue excarcelada cinco días después, aunque, como es usual en los métodos del régimen, bajo medidas cautelares. Son contados los casos en los que la estructura represiva que sostiene a los mandones ilegítimos venezolanos rectifica y deja sin efecto la privación absoluta de la libertad de algún detenido (a).

La ONG Provea expresó en su sitio web la satisfacción por la medida que favorece a Grajales, miembro del equipo Surgentes, que atribuye a la solidaridad nacional e internacional y a las insistentes denuncias de sus familiares, activistas y organizaciones no gubernamentales en torno a la detención arbitraria y desaparición forzada de la activista de derechos humanos. La posición de Provea es que todos los presos políticos (más de 800) deben ser liberados y la labor de los comités de víctimas debe ser respetada y protegida.

En todos los casos de detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas -o en la mayoría de ellos- hay la pronta denuncia de lo ocurrido y la exigencia de la liberación. Lo normal, que es bastante anormal, es que la persona víctima de los métodos del régimen siga tras las rejas por períodos largos o muy largos, como, por mencionar solo unos casos, Rocío San Miguel, Javier Tarazona, Roland Carreño, Eduardo Torres (miembro de Provea) y una larga lista.

En el caso de Grajales, que estuvo vinculada a estructuras organizativas auspiciadas por el régimen, lo que no le impidió últimamente participar de manera activa en el Comité de Madres en Defensa de la Verdad -la verdad es que sus hijos o familiares presos no cometieron delito alguno-, hubo una rápida actuación de organizaciones de izquierda de otras naciones repudiando la detención y exigiendo la liberación de la activista. ¿Sería ese el elemento diferenciador con otros casos?

La defensa de los derechos humanos exige un compromiso de conciencia. Los principios establecidos en la Constitución y en la normativa de los organismos internacionales no distinguen ideologías o credos religiosos o razas para garantizar el respeto escrupuloso de los derechos que consagran. A veces, más de la cuenta, los que militan en la izquierda protegen a los suyos y otro tanto hacen los que militan en la derecha.

Antiguos defensores de derechos humanos en nuestro país, o que al menos así se presentaban, fungen en la actualidad como parte de la maquinaria represiva que ve enemigos y no ciudadanos. Cuando se logran superar esas disonancias, cuando se actúa de forma concienzuda, como en este caso, es posible revertir un atropello como el cometido contra Grajales.

Los demócratas a cabalidad, a quienes les enfurece el abuso venga de donde venga, son una fuerza temible, si actúan de manera coordinada y con el propósito de hacer respetar la ley y la condición humana. Con Provea, y con tantas otras ONG, hay que .exigir la liberación de los detenidos injustamente y aún más: demandar las reparaciones a que haya  lugar.

 

Editorial de El Nacional

 

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