Benito Antonio Martínez Ocasio es un tipo de 32 años, hijo de un camionero y de una maestra de inglés, cantante, compositor y productor que se escucha desde San Juan hasta Nuevayol, de Líbano a Madrid, y también en Caracas y todo el mundo. Se cuenta que se hace llamar Bad Bunny porque cuando era pequeño en un Domingo de Resurrección se puso en la cabeza unas orejas, blancas y enormes. Quien no lo conozca, joven o viejo, “no está en ná”. Por si acaso, nació en Vega Baja, en el centro y norte de Puerto Rico.
“Los míos en el Bronx saben la que hay/Con la nota en high por Washington Heights/Willie Colón, me dicen el malo, ey/Porque pasan los años y sigo dando palo/Vendiendo discos como cuadro de Frida Kahlo”, suelta con su voz ronca este fenómeno musical urbano que comenzó cantando en el coro de la iglesia a la que iba con su mamá, que ha sido portada de Time y que es considerado por The Guardianel artista pop más grande del planeta. “¿Cómo Bad Bunny va a ser rey del pop?, ey/Con reguetón y dembow…”
La Casa Blanca es el centro del mundo, por la que pasan con desigual suerte Zelenski y Netanyahu, está querellada contra todos sus viejos aliados, menos uno. Por allí cerca despacha, entre otros y otras, Kristi Noem, la secretaria de Seguridad Nacional, un departamento con 240.000 empleados que se encarga de proteger a Estados Unidos dentro y fuera de sus fronteras. Ella ha puesto en un círculo rojo la fecha del 8 de febrero de 2026 porque ese día el terrible Bad Bunny actuará en el show de medio tiempo del 60 Super Bowl del fútbol americano.
La cita será en el Levis’s Stadium de Santa Clara, California, sede de los San Francisco 49ers. Una mole que puede albergar a 72.864 espectadores más Bad Bunny y su banda, de músicos y bailarines. Noem anunció el despliegue, uno más, de agentes migratorios durante el evento. “Vamos a estar en todas partes. Vamos a hacer cumplir la ley. No deberías venir al Super Bowl a menos que seas un ciudadano estadounidense respetuoso de la ley”, dijo en el programa de Youtube del presentador Benny Johnson, que tiene 4 millones de seguidores en X a los que ha dicho que el artista puertorriqueño es un “enemigo acérrimo de Trump” y que la Liga de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) se “está autodestruyendo.”
Bad Bunny ya actuó en el Super Bowl en 2020, invitado por Shakira, y la NFL sigue viento en popa. Lo que molesta ahora a la administración de Trump es que el artista latino dijo que se abstuvo de celebrar en Estados Unidos alguno de sus conciertos de su residencia musical en Puerto Rico, No me quiero ir de aquí, por temor a las redadas de migrantes alrededor de sus presentaciones. “Estaremos por todos lados en ese lugar”: palabra de Noem.
Editorial de El Nacional