Editorial de El Nacional: Dos goles en cancha ¿y otro político?

Editorial de El Nacional: Dos goles en cancha ¿y otro político?

La selección Vinotinto parece consolidar su posibilidad de ir al repechaje tras su victoria (2-0) contra Bolivia el viernes en Maturín. El sueño de participar al fin en una Copa Mundial de fútbol sigue vivo a falta de tres jornadas del final la eliminatoria. El próximo certamen mundialista en 2026, con sedes en Estados Unidos, México y Canadá, contará con la presencia de 48 selecciones: un aumento de 50% con respecto al torneo anterior celebrado en Qatar. La ocasión, dice el refrán español, la pintan calva.

Esa ocasión hay que aprovecharla ahora, cuando tres selecciones de más kilates que la nuestra —Chile, Perú y la propia Bolivia— han tenido un desempeño tan deficiente que las tiene a la cola de la clasificación. Para el fútbol venezolano, de azarosa vida, sería un éxito tremendo y una alegría seguramente inimaginable para los cientos de miles de seguidores en el país del deporte más universal, acostumbrados por décadas a animar a otras selecciones suramericanas en la cita mundialista.

La selección de Bolivia tiene historia mundialista. Fue una de las 13 que participó en la primera copa celebrada en 1930 en Uruguay. Venezuela aún tardaría 35 años más para disputar una eliminatoria. Su visita el viernes al Monumental de Maturín, el estadio nacional con mayor aforo, no engrosará el currículo del país del altiplano. En menos de media hora se despidió de sus opciones: un insólito gol en contra —la pelota devuelta por un defensor se le coló entre las piernas al portero boliviano— puso el partido de cara para la Vinotinto a los 4 minutos. Después, Salomón Rondón, el incombustible goleador venezolano, sentenció el duelo. La victoria le da cuatro puntos de ventaja a nuestra selección sobre su desencantado rival en ese séptimo lugar que permite ir al repechaje.

Pero el partido tuvo un tiempo extra, que solo jugaron, o padecieron, los bolivianos. Su plan era salir del estadio en dirección al aeropuerto y tomar un vuelo charter que los conduciría a Santa Cruz de la Sierra, y de allí en la madrugada del sábado seguir a La Paz. La selección tenía previsto una primera sesión de entrenamiento en la tarde de preparación para su partido contra Chile el martes 10. Pero miembros de la delegación denunciaron que se negó la autorización para el despegue del vuelo de regreso. Tuvieron que regresar al hotel, dijo el director técnico Óscar Villegas.

“Le pedimos al ministro de gobierno que dialogara con el gobierno de Venezuela para que nos dejen salir, hablamos con el cónsul en Venezuela hace una semana, alertándole que esto iba a pasar”, señaló Villegas en un video, quien recordó que igual le había pasado a la selección de Perú en una jornada anterior que tuvo que esperar ocho horas en el aeropuerto. “Es un daño total e irreparable”, afirmó el jefe de seguridad de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Harold Howard. La queja boliviana llegará a la Confederación Sudamericana de Fútbol. La selección pudo salir, finalmente, doce horas después de lo previsto.

¿Habrá alguna explicación de las “autoridades” venezolanas? ¿Tendrá alguna consecuencia este comportamiento incalificable?

El fútbol venezolano, como todas las actividades de la vida nacional, está afectado por la presencia abusiva de personeros del régimen. Son dueños de equipos con fondos públicos y se apoderaron también de la FVF. Han convertido la clasificación al mundial en un objetivo político, no deportivo. Los venezolanos quieren a su selección, siempre la han querido, en un Mundial, con goles y puntos logrados en la cancha. La pelota no se mancha, decía Diego Maradona, idolatrado con hipocresía en las cúpulas “revolucionarias.”

 

Editorial de El Nacional 

 

 

 

 

 

 

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