Editorial de El Nacional: ¿Dónde queda Finlandia?

Editorial de El Nacional: ¿Dónde queda Finlandia?

A años luz. Por octavo año consecutivo este país del norte de Europa es el más feliz del mundo. Hay otros más ricos y más poderosos, como Estados Unidos, por ejemplo, pero va cayendo año tras año en el ranking de la felicidad. Va por la casilla 24 y la calidad de sus exportaciones de abrazos y compasión no es nada promisoria.

Finlandia es del tamaño de Apure y Bolívar juntos, poco poblado (17 fineses por kilómetro cuadrado) y queda, en kilómetros, a una distancia considerable de Caracas. Hasta ese país lejano viajó a mediados de 1952 el atleta zuliano Asnoldo Devonish, de tan solo 20 años, para participar en la XV Olimpiada moderna. Compitió en salto triple y obtuvo una medalla de bronce, la primera de las poquísimas que ha logrado nuestro país. Ya desde entonces había que buscar algo de felicidad por allá, por lo menos para nosotros.

El informe sobre la felicidad (The World Happiness Report) se viene haciendo desde 2012. Es elaborado por el Centro de Investigación sobre Bienestar de la Universidad de Oxford, con el apoyo de  Gallup y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Para calcular el Índice de Felicidad se toma en cuenta el producto interno bruto (PIB), esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y la percepción de corrupción. El ranking incluye a cerca de 150 países.

Tras Finlandia, siguen otras naciones nórdicas: Dinamarca, Islandia y Suecia. Costa Rica es sexto y México décimo: resultados muy felices y sorprendentes. Venezuela ocupa la casilla 82, un poco más abajo de la mitad de la tabla. Si fuera por el PIB y la percepción de corrupción estaríamos en la cola, así que debe haber algo intangible que evita en esta clasificación que figuremos entre los últimos, como en tantas otras mediciones. Quizás las ganas de conquistar la libertad.

El décimo tercer informe, recientemente difundido, se centra en la temática de cuidar y compartir y, entre otros asuntos, destaca que: compartir comidas con otras personas está vinculado con el bienestar; el tamaño del hogar es clave en la felicidad: quienes viven en hogares de cuatro o cinco miembros se lo pasan mejor; entre los jóvenes adultos se incrementa la dificultad de confiar en alguien para recibir apoyo social; y se observa en Estados Unidos y países europeos de la disminución de la felicidad y la confianza social explica, parcialmente, la mayor polarización política y el voto antisistema.

 

¿Qué tendrán los fineses que falta en una buena parte del mundo? Entre otras cosas, uno de los mejores sistemas educativos del planeta, con 100% de alfabetización, sin necesidad de hacer algarabía por ello porque es el resultado de un proceso iniciado hace más de 100 años, cuando aprobaron la ley de educación obligatoria para niños de entre 7 y 13 años. Desde 1948 es obligatorio dar una comida gratuita al día a los niños en las escuelas y así, año tras año, han ido perfeccionando su sistema educativo.

“Los finlandeses están relativamente satisfechos con su vida”, le dijo el profesor Frank Martela, especializado en bienestar y felicidad, a la AFP, la agencia francesa de noticias. “La democracia funciona bien, tenemos elecciones libres, libertad de expresión, bajos niveles de corrupción y todo ello ha demostrado que es posible predecir niveles más altos de bienestar nacional”. Lo dicho: años luz.

 

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Editorial de El Nacional

 

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