#Editorial de El Nacional: Catarata de sucesos mientras amanece

#Editorial de El Nacional: Catarata de sucesos mientras amanece

Las cascadas de La Llovizna son un impresionante y colosal conjunto de saltos de agua del río Caroní, uno de los más caudalosos del mundo, que queda cerca de Puerto Ordaz, en la región de la Guayana venezolana. Al estar allí es inevitable experimentar una conmoción dada la fuerza y cantidad de agua que en violenta estampida aguas abajo produce un ruido atronador y la subida de una neblina que se convierte en una llovizna helada. De allí su nombre.

Así se siente la catarata de sucesos conmovedores que en estos días sacuden a todos, como si las fuerzas acumuladas durante tanto tiempo saltaran de repente para sacudir la conciencia de la mayoría de la gente decente, produciendo escalofríos. Son muchas y cada vez más rápidas las noticias que en torno a nuestro país y a su régimen llevan la fuerza y el caudal del Caroní.

La canonización de San José Gregorio Hernández puso de relieve las pretensiones del régimen de apropiarse de la gigantesca devoción del pueblo venezolano, fracasando estrepitosamente en su intento. Este revés fue evidente tanto en El Vaticano como en Caracas, Isnotú y el resto del país. Se une el atropello al Cardenal Baltazar Porras y la reacción de la Santa Sede, de la Conferencia Episcopal Venezolana y la insólita del presidente Petro.

La entrega del premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la líder más importante del país y una de las más prestigiosas del mundo libre, junto a todas las circunstancias vividas y los testimonios presentados en los diversos eventos.

El informe de la Misión de determinación de hechos sobre Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la responsabilidad de violaciones a los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

La confiscación del buque petrolero Skipper y la gigantesca trama de corrupción puesta en evidencia. El escándalo de la aerolínea Plus Ultra de accionistas venezolanos acusada de blanquear capitales con fondos públicos españoles y la red de responsables y cómplices.

Esto es apenas en estos días, pero actualizan y ponen en evidencia el drama venezolano en toda su dimensión, que en víctimas mortales se cuentan por miles y en corrupción cientos de miles de millones de dólares, aparte de todo el daño moral, cultural, social, económico y político sufrido. El propio río Caroní ha sufrido severos daños fruto de la codicia y la corrupción del régimen, por la minería ilegal de oro, la deforestación, la sedimentación que afecta al embalse de Guri, la afectación de las comunidades indígenas y el deterioro ambiental.

Frente a esta enorme catarata de sucesos, ninguna persona decente se puede quedar indiferente. Lo dijo el Presidente del Comité Noruego del Nobel Jørgen Watne Frydnes:

“A todos aquellos en Caracas y en otras ciudades de Venezuela

que se ven obligados a susurrar el lenguaje de la libertad.

Que nos escuchen ahora.

Que sepan que el mundo no les da la espalda.

Que la libertad se acerca.

Y que Venezuela volverá a ser un país pacífico y democrático.

Que amanezca una nueva era”.

 

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