Editorial de El Mundo.es: León XIV, tradiciones y discurso social

Editorial de El Mundo.es: León XIV, tradiciones y discurso social

León XIV, en el balcón de San Pedro, en el Vaticano.AFP

León XIV, en el balcón de San Pedro, en el Vaticano.AFEl Papa ha afrontado su primera bendición ‘Urbi et Orbe’ en un clima geopolítico especialmente tenso

En sus primeras Navidades al frente de la Iglesia, León XIV ha comenzado a imprimir su propia personalidad a un Papado que se enfrenta a importantes retos, y ha protagonizado un gesto de gran calado simbólico al presidir, por primera vez en más de tres décadas, la Misa de Navidad de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. El último Santo Padre en hacerlo había sido Juan Pablo II, en 1994. La recuperación de esta tradición sirvió ayer de antesala a la bendición Urbi et Orbe (A la ciudad y al mundo), uno de los discursos geopolíticos más destacados del año para todo Pontífice, y que Robert Prevost ha afrontado en un clima internacional especialmente tenso, con guerras y conflictos abiertos en todo el planeta.

Con un perfil público más medido que el de su antecesor, la decisión de estar presente en la misa de Navidad reviste gran importancia para los fieles, al mismo tiempo que le acerca a la realidad de los sacerdotes y párrocos que celebran la Misa del Gallo en Nochebuena y, a la mañana siguiente, la de Navidad. León XIV repasó los enfrentamientos y crisis humanitarias que sufren distintas regiones, desde la Guerra de Ucrania hasta la dramática situación de «quienes no tienen nada en Gaza», a la que se refirió tanto en la homilía como en la posterior alocución desde el balcón de San Pedro.

Es imposible «no pensar en las tiendas de campaña en Gaza, expuestas desde hace semanas a las lluvias, al viento y al frío», dijo el Papa, que concluyó recitando unos versos del poeta israelí Yehuda Amichai, defensor de la paz con Palestina hasta su muerte en el año 2000. Por último, felicitó la Navidad en 10 idiomas y dio su bendición. La elección del poema fue sin duda significativa, en un discurso en el que cada gesto y cada palabra son minuciosamente analizados. Al emplear numerosos idiomas, León XIV recordó a Juan Pablo II, del mismo modo que su exhaustivo repaso a los conflictos globales remitió a su antecesor inmediato, Francisco. Todo ello fue revelador de un Pontificado que se enfrenta a la expectativa de superar las tensiones internas de la Iglesia.

El Papa se refirió a la inmigración, recordando a «quienes huyen de su tierra en busca de un futuro en otra parte» y, más específicamente, a «los numerosos refugiados y migrantes que cruzan el Mediterráneo» y a quienes «recorren el continente americano». Y tuvo palabras para los jóvenes que no encuentran empleo y para quienes sufren explotación laboral o salarios bajos. Siete meses después de su nombramiento, León XIV ha mostrado su voluntad de recuperar tradiciones litúrgicas y mantener al mismo tiempo un discurso social y cercano a los problemas del mundo, en un contexto de complejidad geopolítica, pérdida de fieles y polémicas en el seno de la Iglesia.

 

Editorial de El Mundo.es

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