Dos años después, culés y colchoneros se vuelven a medir en los cuartos de la Champions. Los alemanes, rival sencillo a priori para los blancos
Nervios en la sala del sorteo, en Nyon, sede de la UEFA. La historia se repite cada año, pero la tensión es ineludible. Ramón Calderón, gerente del Real Madrid histórico, sabía bien lo que era eso. Raimundo Saporta lo vivía en el baloncesto. Sí, la historia se repite desde 1955, cuando comenzó el invento más maravilloso del mundo gracias a L’Equipe, un periodista francés visionario, y Santiago Bernabéu, que dijo sí en cuanto le ofrecieron la idea de crear una Copa de Europa. En su plantilla estaban Di Stéfano y Gento. Vislumbró el futuro. Ese que ahora revivimos en cada sorteo. El de hoy es peliagudo. Grandes como el Real Madrid y el Manchester City se juegan la temporada. El Bayern y el PSG también necesitan lucirse en Europa, porque dominan sus Ligas periódicamente. El Barcelona siente la presión de ser el favorito. El Atlético juega los cuartos de final sin más presión que la que Simeone impone a sus hombres. Es su filosofía para liberar a la plantilla de la presión externa. El Wolfsburgo y el Benfica sienten la ilusión de los que nada tienen que perder.
Faltaba Infantino, ahora presidente de la FIFA. No había calvo que sacara las bolas. Pedro Pinto, director de comunicación de la UEFA, hizo las presentaciones en Nyon antes de que las ocho bolas provocaran el éxtasis, el enfado, la alegría, que todo iba por barrios, desde Madrid a Barcelona pasando por Lisboa, Múnich, Manchester y París. «Comienza el show», dijo Pinto para dar paso a Giorgio Marchetti, responsable de competición de la UEFA.Gianluca Zambrotta, exjugador histórico de la Champions, salió a convertirse en el primer culpable del bombo. El italiano sacó la bola del Wolfsburgo y los otros siete quisieron ser su rival. Le tocó al Real Madrid, con la suerte de disputar el segundo partido en casa.
La siguiente eliminatoria fue el Bayern-Benfica. A continuación surgió elBarcelona-Atlético de Madrid. La historia de la sospecha se repetía. Otro duelo entre españoles, como sucedió en los dos años anteriores cuando había tres españoles en liza en los cuartos de final. El duelo entre azulgranas y rojiblancos se produjo ya en 2014, cuando los dos conjuntos madrileño llegaron a la final. Y el año pasado, las bolas frías o calientes unieron a Real Madrid y Atlético. La duda se ha vuelto a hacer realidad.
La cuarta ronda, PSG-Manchester City, quedó oscurecida.
El Real Madrid se sintió contento por el resultado del bombo. Con respeto al enemigo alemán, era uno de los preferidos. El reto era evitar a los grandes, especialmente al Barcelona, el Atlético y el Bayern, y eso sucedió.
Nada contentos estaban el Barcelona y el Atlético. No querían un enfrentamiento español y surgió en el sorteo. Se repite el enfrentamiento de hace dos temporadas, cuando los rojiblancos superaron a los azulgranas. «Llevamos tres año consecutivos en cuartos de final y la suerte ha dicho que nos toca el Barcelona y lucharemos para entrar en semifinales», señaló Clemente, portavoz del Atlético, desde Nyon.
El Bayern también estaba feliz. Después de verse eliminado en el minuto 89 de los octavos de final, hasta que Muller forzó la prórroga, ahora le tocará el Benfica, el otro adversario deseado por siete equipos. El PSG-City pondrá un semifinalista nuevo por ez primera en la historia.
Fuente: ABC.es