¿Funciona para todo? Pues no, el drenaje linfático, una técnica de terapia física que vio la luz hacia los años 30 en Dinamarca, tiene unas funciones bien específicas que no la convierten precisamente en una panacea. Desarrollado por Emil Vodder, un médico danés que descubrió que un masaje sobre los ganglios linfáticos del cuello ayudaba a mejorar a sus pacientes con problemas respiratorios, fue quien documentó por primera vez la técnica ante el mundo científico. Esta técnica que favorecía el drenaje de los tejidos y que aportaba múltiples beneficios sobre el sistema nervioso e inmunológico, se fue estandarizando a través de los años y comenzó a ser utilizada no sólo en el área médica sino también en plazas estéticas.
En la actualidad, el drenaje linfático consiste en una serie de maniobras manuales que activan la circulación linfática que proviene de un sistema compuesto principalmente por ganglios que se encargan de regular el sistema inmune del organismo. De esta manera, el drenaje linfático favorece la eliminación de toxinas o sustancias orgánicas de desecho, y no puede tomarse como una acción a la ligera ya que actúa directamente en uno de los sistemas más importantes de la anatomía humana.
UN SISTEMA OLVIDADO
El sistema linfático parece no tener mucha relevancia en la instrucción cotidiana. Sin embargo, es un circuito muy importante que asegura la vitalidad del ser humano. Situado casi paralelamente a la red de vasos sanguíneos, el sistema linfático forma parte del aparato circulatorio y es el encargado de equilibrar las defensas naturales del organismo, desechar toxinas y regular la concentración de ciertas sustancias, a través de sus componentes: los ganglios linfáticos, los vasos linfáticos, la linfa y algunos órganos y tejidos como el bazo, el timo, la amígdala y la médula ósea.
NI CELULITIS, NI FLACIDEZ
El acelerado crecimiento de las ofertas en el mercado, lo hacen lucir como una solución a problemas de la piel como la celulitis y la flacidez. Sin embargo, la doctora Cristina Premerl, médico cirujano con diplomado en medicina estética y fotomedicina, deja claro que el drenaje linfático no funciona en ninguno de estos dos casos.
En el caso de la celulitis o piel de naranja, Premerl destaca que el drenaje linfático podría combinarse con otras opciones como una alimentación más sana, ejercicios constantes y la aplicación de radiofrecuencia y carboxiterapia que, bajo comprobación clínica, sí mejoran notablemente el aspecto de la piel con esta condición. Pero, por sí solo el drenaje linfático no mejora la piel de naranja, esa odiada acumulación de grasa subcutánea que hace que la piel luzca con pequeños bultitos irregulares.
Otra de las condiciones que se ofrece mejorar mediante el drenaje linfático es la flacidez, pero la experta médica del Centro Láser de Estética Integral que funciona en Caracas declara que en definitiva estarías perdiendo tu tiempo y tu dinero y sometiéndote a una terapia que podría ser contraproducente para tu salud. Premerl dice que el drenaje linfático no ejerce ninguna acción sobre la flacidez, y ello se debe según sus palabras, a que el problema consiste en la “pérdida de la arquitectura normal de la piel”. En este caso, la dermis, la capa media de la piel, específicamente sus fibras de colágeno y la elastina, son las que presentan la alteración.
Ante esta situación, un drenaje linfático o terapias como masajes reductores podrían empeorar la condición, especialmente en áreas como muslos y caderas que suelen ser las más atacadas por esta situación dermatológica.
UNA VENTANA ABIERTA
Para lo que sí está indicado el drenaje linfático es para mejorar edemas e inflamaciones surgidas a raíz de una cirugía, por ejemplo en el caso de una intervención quirúrgica de mamas. También podría funcionar en el embarazo para mejorar las piernas cansadas, o ante edemas pre- menstruales.
Como el procedimiento consiste en masajes muy suaves no solo ayuda a eliminar toxinas, sino que también favorece la circulación de la sangre y en consecuencia mejora la apariencia de la piel. Podría ayudar en casos de sobrepeso ligados a la acumulación de líquidos, ya que su función es precisamente drenar esos líquidos acumulados y ayudar al organismo a desechar sus excesos.
Sin embargo, este procedimiento siempre debe estar recomendado por un médico, no por un técnico ni por un masajista; si bien los médicos no realizan el procedimiento, debes cerciorarte además de que la persona que va a brindarte la terapia debe ser un profesional calificado como un fisioterapeuta o un masajista entrenado en el área y que posea una experiencia comprobable. Jamás coloques tu salud en manos de inexpertos y desconocidos.
LEJOS DEL DRENAJE
No cualquier persona puede realizarse un drenaje linfático. Si eres una persona sana no debes aplicártelo sólo por razones de moda; en el caso de que presentes alguna condición orgánica (como inflamaciones, edemas, migrañas, problemas respiratorios, quemaduras, acné, estrés y enfermedades crónicas de la piel) y tu médico te lo recomiende, entonces podrás recibir el procedimiento sin ninguna indicación extra. La doctora Premerl destaca que las personas que sí deben estar atentas a no recibir drenajes linfáticos son aquellos que estén sufriendo o hayan padecido cáncer, quienes estén desarrollando o tengan una infección o aquellos que sean propensos a tener trombosis, flebitis o que tengas várices tortuosas.
También debes tener en cuenta, a la hora de realizarte el procedimiento, que en algunos casos no notarás mejoría alguna al practicarlo. “Cuando se realiza la técnica de drenaje linfático se busca favorecer la circulación en el paciente ayudando a que parte del edema o del exceso de líquido sea captado por los ganglios linfáticos”, dice Premerl, sin embargo, eso no significa que los edemas y las inflamaciones siempre cedan ante esta terapia.
Aunque el drenaje linfático es de práctica muy común porque generalmente se combina con otros procedimientos como los masajes antiestrés, hay que tener mucho cuidado porque podría tener ciertos efectos secundarios. Alteraciones del ritmo cardiaco, problemas inmunológicos, fiebre, y afecciones en el desarrollo del embarazo, son algunos de los problemas que podrían presentarse tras el tratamiento, especialmente si el procedimiento no fue realizado de la manera adecuada. Por eso, no dudes en consultar a tu médico, si él te recomienda un drenaje linfático para mejorar tus problemas fisiológicos, seguramente él también podrá sugerirte un profesional calificado que realice la terapia profesionalmente.
PASO A PASO
El drenaje linfático cumple con un protocolo estandarizado. Lo primero que se realiza es la relajación total del paciente, preferiblemente en un espacio en el que convencionalmente se utiliza música tranquilizante y aromaterapia para lograr un estado armónico. Lo siguiente es el drenaje en sí mismo. Experimentarás cómo el terapeuta realiza masajes sobre las zonas más comprometidas, es decir, aquellas que están acumulando líquidos y que son los que causan las incomodidades fisiológicas. Este masaje se realiza en todo el cuerpo, generalmente comenzando desde la cabeza y finalizando en las extremidades inferiores, y se concentrará precisamente en esas zonas comprometidas durante mucho más tiempo. Luego de unos 40 o 60 minutos culmina la terapia. Si luego sientes ganas de orinar, ello es prueba de que el tratamiento ejerció su cometido.