EFE | EPA | Yuri Gripas
Kamala Harris, la vicepresidenta de Estado Unidos, ha pasado por duros momentos en las últimas semanas debido a las presiones y delicados lazos con otros departamentos de la Casa Blanca. La vicepresidenta además ha pasado casi desapercibido estos días, sin aparecer en muchas actividades públicas.
El aura de Kamala Harris, la primera vicepresidenta de EEUU, se ha ido diluyendo con el paso de los meses.
Esto, en medio de las informaciones de tensiones entre su oficina y el equipo del presidente, Joe Biden, a la vez que sus actividades pasan cada vez más desapercibidas.
Harris, la primera afroamericana y la primera persona de origen asiático en acceder al puesto, lucha ahora por redefinir su perfil como vicepresidenta y recuperar la atención de los ciudadanos.
Mientras, en el horizonte, aguarda la posibilidad de que en 2024 sea la aspirante demócrata para convertirse en la primera presidenta de EE.UU.
Harris ha vivido unas turbulentas semanas, en las que ha visto cómo los medios estadounidense reportaban entre su equipo y el de Biden.
Hace una semana un amplio reportaje televisivo de la cadena CNN exponía “un arraigado desajuste y falta de foco” en la oficina de la vicepresidenta.
Esto, así como el descontento interno; mientras que el portal Politico informaba sobre su reciente viaje a Francia bajo el título de “Kamala Harris pasa desapercibida en París”.
Uno de los principales problemas es que ha sido encargada con una de las tareas más complejas de la Administración: la gestión de la crisis migratoria en la frontera sur de EEUU, donde no cesan de llegar migrantes de Centroamérica y México.
Biden, consciente de la dificultad, designó a Harris, de 57 años, como la coordinadora de los esfuerzos, por ahora infructuosos, de controlar el flujo migratorio masivo.
“No vengan”, dijo la vicepresidenta estadounidense a migrantes potenciales en un polémico discurso en Guatemala que fue criticado duramente desde el ala progresista del Partido Demócrata.
Kamala Harris, fuera de foco
Ha tenido, además, varios desafortunados incidentes de calendario que la han situado lejos del epicentro de la noticia en momentos políticos especialmente importantes.
Es el caso de su visita a Singapur y Vietnam a finales de agosto, donde buscaba recalcar la importancia que Washington da a la región asiática.
Se vio eclipsada por la crisis en Afganistán con la retirada y evacuación de las tropas estadounidenses tras la toma del poder por los talibanes.
Asimismo, su visita a Francia también acabó en fiasco, en lo que suponía su primer viaje a Europa para reafirmar la alianza con París.
Pese a una agenda de alto nivel, la atención de la opinión pública en Estados Unidos estuvo centrada en la aprobación del plan de infraestructuras. Se trata de una de las grandes promesas de campaña del mandatario demócrata.
Como consecuencia, la vicepresidenta está ausente en las fotos con las que se recordará uno de los grandes triunfos legislativos.
Presidenta durante una hora
Paradójicamente, Harris se convirtió también en la primera mujer en ocupar temporalmente la Presidencia de EEUU por algo más de una hora.
Esto, cuando Biden le cedió los poderes el viernes pasado debido a que estuvo bajo anestesia para ser sometido a una colonoscopia.
Desde la Casa Blanca, Jen Psaki rompió una lanza en su favor. Esto, al asegurar que con su asunción temporal de la Presidencia volvió a hacer historia, en lo que calificó como “otro capítulo” que será “apreciado por muchas mujeres y jóvenes de todo el país”.
Pero más allá de las cuestiones simbólicas, las dificultades de Harris reflejan los recurrentes problemas de un cargo que lleva asociado más elementos protocolarios que sustancia.
“Los vicepresidentes son la rueda de repuesto de los presidentes, en caso de que enfermen o mueran”, señaló Steffen Schmidt, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Iowa.
“Son utilizados para tareas políticas demasiado espinosas o de las que los presidentes quieren estar alejados -subrayó Schmidt-. Harris ha sido sobre todo, hasta ahora, una vicepresidenta en espera”.
EFE