Un inusitado aumento de la temperatura de las aguas del Pacífico peruano ha provocado una de las mayores tragedias en la historia reciente de nuestro vecino país por culpa de las intensas lluvias en el desértico litoral, que han producido, a su vez, desbordamientos de ríos, avalanchas de piedra y lodo y toda suerte de infortunios para las poblaciones que han sufrido la mortal fuerza de las riadas, en particular en el norte.
Las cifras de muertos y damnificados crecen con el paso de las horas, mientras los meteorólogos se llenan de pesimismo, pues el inusual fenómeno del Niño costero está lejos de llegar a su fin y las precipitaciones podrían seguir hasta fines de abril. Desde 1925 no se vivía en ese país una situación de estas características, aunque algunos ambientalistas la asocian más directamente con el calentamiento global, que, a principios de año, elevó las temperaturas a niveles récord y provocó enormes incendios forestales. Estamos hablando de una elevación de seis grados sobre los valores habituales en el litoral norte.
Los 75 muertos que se cuentan hasta ahora, sumados a los 263 heridos, los 20 desaparecidos, los 100.000 damnificados y los 630.000 afectados, ponen al Perú en una situación crítica. De las 25 regiones, 11 están en emergencia, y el país está movilizado para paliar las terribles consecuencias, pero los cuerpos de rescate se han visto ante el problema de que la fuerza de los ríos ha destruido los puentes y, en general, la infraestructura vial, por lo que la vía aérea es clave para hacer llegar ayuda.
De hecho, Lima, la capital, con sus nueve millones de habitantes, está rodeada de huaicos, término quechua para referirse a los deslizamientos; y Trujillo, la tercera ciudad, está aislada por la destrucción de los puentes sobre la Panamericana.
Para el pueblo peruano, toda nuestra solidaridad. El Gobierno de Colombia, junto con los demás vecinos, ya está haciendo presencia en coordinación con las autoridades de ese país para hacerle frente a la tremenda situación. Pero en el futuro el desafío será mayor para el gobierno de Kuczynski, pues hay que reconstruir la infraestructura. El planeta está hablando. Urge que empecemos a escucharlo.
Editorial El Tiempo
Por Confirmado: Oriana Campos