En julio del año pasado el valor de la tasa de cambio extraoficial era de 70 bolívares, siete veces menos que ahora
En julio del año pasado era posible comprar un dólar en el mercado paralelo con un billete de 100 bolívares y quedaba vuelto; la cotización del llamado dólar negro rondaba entonces 70 bolívares. En lo que va de año pasa de 500 bolívares por dólar, un incremento de 614% en 12 meses.
La creación en febrero del Sistema Marginal de Divisas, Simadi, como un nuevo mecanismo que permitiría “torcerle el brazo” al dólar paralelo, no rindió frutos, en ese momento su cotización estaba en 190 bolívares por dólar, ya ha subido más de 300 bolívares.
Economistas coinciden en que pese a que se trata de un mercado extraoficial, la cotización se ha convertido en un marcador de la economía que afecta a todos los consumidores. “Es conveniente reconocer ese monto no porque sea el precio real del dólar paralelo sino porque es el único disponible. El que va a vender un dólar tiene esa referencia para que los intercambios se hagan a ese precio”, dijo el economista Ronald Balza.
Una de las principales causas del incremento del paralelo es la restricción de las divisas por los mecanismos oficiales, afirmó la economista Jessica Grisanti: “No hay suficiente oferta. El gobierno no ha podido saciar la demanda de dólares a través del Cencoex, con la tasa a 6,30 ni a 12 bolívares por dólar, y el Simadi hace liquidaciones mínimas”.
La desconfianza en la moneda nacional y la impresión de dinero sin respaldo por parte del Banco Central de Venezuela son otros factores que inciden en la demanda de dólares y que impulsan su precio. “Ante la ausencia de medidas para resolver la situación, la gente intenta resguardarse y la máxima operación de cobertura es cambiar la moneda, quieren comprar dólares y al no conseguirse el precio sube”, indicó.
Balza agregó que el subsidio de la gasolina y la regulación de precios de alimentos y artículos de primera necesidad hacen que haya más demanda de bolívares en la frontera con Colombia, lo que también acelera al paralelo.
MARÍA FERNANDA SOJO
El Nacional