Hay muchos para quienes su perro es como su hijo. Claudio Salamanca pertenece a ese grupo –«no me da ninguna vergüenza decirlo», asegura-, y lo pasaba mal cuando se veía obligado a dejar a Dante, su labrador, en una residencia canina. Por eso creó Dogaboo, una comunidad «online» dirigida a solucionar el problema «que los dueños de perros siempre han tenido»: encontrar una persona de confianza cuando necesitan dejar a su mascota al cuidado de otros.
Salamanca explica que Dante es «fundador honorífico y parte fundamental» de este proyecto, cuyo nombre viene de la fusión entre las palabras dog, about y kangaroo. Dogaboo pretende «facilitar la vida a la comunidad canina», al poner en contacto a los dueños con apasionados de los perros que, además, puedan lograr unos ingresos extra. El registro para ambas partes es totalmente gratuito.
Una vez en Dogaboo, explica su fundador, quienes necesitan que alguien se ocupe de su perro pueden acceder a los perfiles de aquellos que se han registrado como cuidadores, «donde se detalla la información sobre cada uno de ellos para que los amos elijan a quien se ajusta mejor a sus necesidades». Después podrán seleccionar el servicio que necesitan para su perro y finalizar la reserva.
Ya existen ideas similares en funcionamiento, pero los servicios ofrecidos por Dogaboo van más allá del cuidado a domicilio y abarcan educación, alojamiento, paseos, planes de entrenamiento, desplazamientos, higiene y transporte. Los amos pueden buscar cuidadores de acuerdo a filtros como su ubicación o su disponibilidad.
Un entorno de confianza
Salamanca indica que Dogaboo ejerce de intermediario entre cuidadores y amos con el fin de generar confianza en estos últimos. Lo hace realizando un análisis completo de los anuncios de los cuidadores, «consultando con expertos del mundo canino y valorando su experiencia con profesionales del sector, dueños y antiguos dueños, para que los servicios sean de la máxima calidad».
La comunidad dispone de un seguro de accidentes y de otro de responsabilidad civil, así como de un teléfono de asistencia que funciona las 24 horas. Además, añade su fundador, “cuando un cuidador acepta un servicio se compromete también a estar en permanente contacto con el amo del perro, ya sea mediante e-mails, fotos o llamadas».
Buena acogida en fase beta
Es esta labor de intermediación la que precisamente valida el negocio de Dogaboo, que cobra una comisión del 15% sobre el precio final de los servicios contratados por el amo. «Cada cuidador establece sus propias tarifas a partir de un mínimo de diez euros», detalla Salamanca, que antes trabajaba en el mundo de la consultoría tecnológica.
Siempre quiso tener su propia empresa, y, al poco tiempo de lanzarse al emprendimiento, fue seleccionado por el Founder Institute de Madrid, desde donde Dogaboo empezó «a tomar forma verdaderamente». Fue entonces cuando «una serie de asesores y mentores» se unieron al equipo, en el que, hasta entonces, solo estaba Salamanca. «Ahora ya tenemos personas dedicadas tanto a la parte tecnológica, como de marketing y atención al cliente», comenta.
Dogaboo funciona en fase beta desde febrero de este año. La acogida, señala Salamanca, está siendo buena. «La aceptación por parte de los usuarios está siendo muy positiva y, de hecho, ya hemos realizado varios servicios. El feedback de los usuarios está siendo fundamental», cuenta, agradecido.
Fuente: ABC