Seguro que tienes claro que discutir con otras personas no es saludable, nos deja un malestar en el cuerpo, cierta angustia y esto se acrecienta si el hecho se repite con frecuencia; pero no es todo, de seguir así las cosas podrían empeorar para tu salud y bienestar integral.
Discutir a menudo te puede matar
De acuerdo con el Dr. Rikke Lund, profesor de salud pública de la Universidad de Copenhague, sumado a otros estudios realizados han encontrado que:
Discutir por problemas con la familia aumenta el riesgo de morir en la mediana edad.
Las personas con mayor riesgo son los desempleados y los hombres.
Tener una vida privada con relaciones estresantes pude triplicar el riesgo de muerte.
Los problemas relacionados con los niños y los socios son los considerados más importantes.
Las situaciones precarias en cuanto a lo económico-social también son un disparador que aumenta el riesgo de muerte.
Un estudio realizado en casi diez mil personas de ambos sexos y de edades comprendidas entre los 36 y 52 años en el que se analizaban distintas preocupaciones derivadas de la familia, el empleo y los hijos entre otras, concluyó que:
El 4% de las mujeres y el 6% de los hombres murieron.
Casi un 50% de las muertes fueron a causa de un cáncer.
Otras fueron enfermedades relacionadas con problemas del corazón, derrame cerebral, enfermedad hepática, accidentes y suicidios.
Una de cada personas 10 dijo que sus hijos representaban la mayor de las preocupaciones.
El 9% dijo que era su pareja la principal preocupación.
Un 6% argumentó que el conflicto provenía de familiares.
Un 2 % tenía dificultades con amigos.
Entre todas las causa estudiadas, la que más incrementa el riesgo de muerte según los investigadores es el hecho de discutir.
Discutir siempre es una mala opción
También ha quedado demostrado que, cuando coinciden varios conflictos, los riesgos de muerte prematura aumentan. Factores como el estrés y el aumento de la presión arterial repercuten negativamente sobre la salud, por lo que aprender y saber cómo gestionar los conflictos, las preocupaciones y emociones puede ser clave para prevenir la muerte prematura.
Una forma de aportar solución al problema puede ser recurriendo a un psicólogo, el que generalmente aplica la terapia cognitivo-conductual y proporciona herramientas para sobrellevar los problemas de formas menos nocivas o perjudiciales.
Fuente: iMujer