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Director del Earth Institute de la U. de Columbia: «El Papa sabe que esta encíclica aparece en un momento clave»

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Director del Earth Institute de la U. de Columbia: «El Papa sabe que esta encíclica aparece en un momento clave»

Como miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias, Jeffrey Sachs jugó un rol en la elaboración del documento.

Como Director del Earth Institute de la Universidad de Columbia y asesor del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el economista estadounidense Jeffrey Sachs es hoy una de las voces más reputadas para hablar de desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático. Incluso como miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias desempeñó un importante rol en la elaboración de la encíclica Laudato Si.

 

Pese a no ser católico ha mantenido una larga relación con el Vaticano e incluso en los 90 asesoró al Papa Juan Pablo II en la preparación de la encíclica Centesimus Annus. “Creo que la economía no puede separarse de la moral y la Iglesia Católica se preocupa de darle un marco moral a la economía”, asegura al explicar sus relaciones con el mundo católico.

 

De visita en Chile, invitado por el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica, Clapes, donde dictó una clase magistral sobre pobreza y desarrollo sustentable, Sachs se dio tiempo para conversar con La Tercera sobre la próxima cumbre climática y la encíclica del Papa Francisco, a la que compara con el documento de Juan XXIII de 1963, Pacem in Terris, que impulsó la búsqueda de acuerdos entre Estados Unidos y la Unión Soviética en los años 60.

 

Este es un año decisivo en el debate sobre el cambio climático por la Cumbre de París a fines de año. ¿Podemos esperar un acuerdo sobre reducción de emisiones?

 

Habrá un acuerdo, pero la pregunta es si será bueno. Creo que las fuerzas están convergiendo hacia un acuerdo por la razón más básica: en este momento a lo largo de todo el mundo los líderes y la gente sabe que el clima está cambiando y hay mucha preocupación por eso. Falta superar muchos obstáculos, muchas complejidades, aún deben producirse muchas negociaciones antes del encuentro en París, pero el marco general está tomando forma.

 

¿Cuáles son los principales obstáculos?

 

El obstáculo más grande, por lejos, es que la economía mundial se basa en combustibles fósiles.  Así funciona la sociedad, así funcionan las industrias.  Esta sigue siendo la forma más directa de contar con energía, entonces moverse hacia un sistema bajo en carbono o de carbono cero es una transformación profunda. Incluso si no hubiera obstáculos políticos ni grupos de presión o divisiones entre los países, igualmente sería muy difícil lograrlo, porque no queremos que la luz se nos vaya por seis meses mientras nos dicen ‘bueno, es que estamos cambiando hacia un nuevo sistema de energía’. La gente quiere una transición suave. Y no sólo una transición suave, sino también una transición con  una economía que siga creciendo.

 

¿Cree que eso es posible? ¿No teme los efectos que podría tener en la economía mundial?

 

Creo que hay costos en esta transición, pero el costo de no hacer la transición es aún peor. Entonces no hay forma de decir ‘no muchas gracias, vamos a seguir como estamos’, porque no podemos seguir como estamos. Si lo hacemos vamos a terminar con un mundo muy dañado, con hambre, inestabilidad, aumento de los niveles del mar, tormentas terribles. No queremos ese mundo, así que no tenemos más opción que cambiar el curso. ¿Cómo hacerlo exactamente? Aún debemos definirlo. Pero es el tipo de cosas que son tan complicadas que la única manera de solucionarlas es mientras la hacemos, no antes. Estamos construyendo el avión mientras volamos.

 

El Papa dará a conocer mañana su próxima encíclica, de la que ya se conoció un borrador ¿Cree que el texto tendrá un efecto en París?

 

Tendrá un gran impacto, porque esta es una de las encíclicas más esperadas de la historia moderna de la Iglesia. El Papa es sin duda una de las personas más influyentes del mundo; algunos dicen que es “la” más influyente. Todo el mundo está mirando. He ido al Vaticano con frecuencia en los meses recientes y el grado de expectación es enorme. Sus palabras tienen gran significado, no sólo para los católicos, sino para millones de personas.

 

Usted ha conversado este tema con el Papa ¿Por qué cree que decidió dedicar su primera encíclica al medio ambiente?

 

El está fuertemente comprometido con una Iglesia al servicio de la humanidad y ha enfatizado que los temas no se remiten a un debate ideológico, sino a la forma práctica de vivir de manera civilizada en el mundo. Es, además, una persona muy realista, es famoso por su involucramiento en problemas reales. Sabe lo amenazante que este tema es para los pobres. Además, es increíblemente astuto y sabe captar cuáles son los problemas más importantes de nuestro tiempo. El está consciente que esta encíclica aparece en un momento clave, y no sólo eso, sabe de que la escribió en parte con ese objetivo. Este es un documento hecho para contribuir a solucionar un problema global.

 

Algunos críticos dicen que el Papa no debería meterse en temas científicos. ¿Qué responde a esas críticas?

 

Sé que el Papa siente -aunque no debería hablar por él- que la idea de que un Papa no deba discutir sobre temas científicos es completamente contrario a siglos de tradición de la Iglesia. La razón siempre ha jugado un rol central en la Iglesia, al menos desde que Tomás de Aquino introdujo el pensamiento aristotélico. Yo trabajo con la Academia Pontificia de las Ciencias y su formación original se remonta a más de cuatro siglos. Toda esta idea es muy extraña. Viene de gente que no entiende a la Iglesia.

 

¿A qué se deben, según usted, estas críticas al Papa?

 

La mayoría de las críticas vienen de EE.UU, donde hay un grupo libertario muy fuerte y las lecciones sociales de la Iglesia no están en línea con las ideas libertarias. Las ideas libertarias son ‘déjame sólo, no tengo responsabilidad hacia ti, puedo hacer lo que quiera mientras no te dañe directamente’. La Iglesia tiene que ver con algo muy distinto, con el bien común antes que todo y la estructura moral de la economía. Esas ideas plantean un desafío a los libertarios.

 

 

Fuente: La Tercera

Juan Paulo Iglesias

 

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