A Miguel Jesús Pinto Yépez, de 34 años, lo mataron de dos impactos de bala en la cabeza, la tarde del lunes, detrás del hospital de Los Magallanes de Catia. Sujetos armados intentaron despojarlo de su vehículo Chevrolet Aveo.
Su madre, Celina Yépez, solo espera por la justicia divina, pues está segura que no habrá justicia por su dolor. «Solo Dios se encargará de esto, yo no pido nada, él asesino de mi hijo tendrá su castigo», destacó la mujer dolida. Miguel tenía 14 años laborando en el hospital de Lídice. Era chofer de ambulancias.
El lunes salió de trabajar y buscó a su pequeño hijo, de 4 años, en la guardería que funciona en el hospital. Cuando estaba llevándolo para su casa, en Los Magallanes de Catia, fue interceptado por sujetos armados que querían robarlo. Como se opuso, le dispararon dos veces.
El niño resultó ileso, y vecinos de la zona avisaron a la esposa, pues estaba muy cerca de su vivienda. Ella agarró al niño y otras personas trasladaron a Miguel al hospital de Los Magallanes de Catia, donde murió. Los maleantes le robaron el teléfono celular, la cartera y una tableta electrónica.
«Mi hijo tenía menos de un mes viviendo en esa zona. Compró una casita y se fue con su esposa. No es justo que me hayan matado a mi único varón», relató llorando la mujer. El cadáver fue ingresado a la morgue de Bello Monte, la noche del lunes. Otros cuerpos contabilizados allí fueron los de Klember Arguello, de 19 años, y David Mastrojucepe, de 18.
Al primero lo hirieron en Cúa y murió la tarde del lunes en el hospital de El Llanito. Lo balearon en la cabeza para robarle una moto. El otro joven cayó muerto en la autopista Francisco Fajardo, a la altura de La California, cuando pretendió a saltar a un transeúnte. El hecho ocurrió a las ocho de la noche del lunes.
Otra víctima en los Valles del Tuy fue Alides Rafael Aquino, de 46 años. Recibió un tiro. Dos sujetos en una moto lo interceptaron, la tarde del lunes, cuando estaba en la avenida 2 con calle 4 de Charallave. Le quitaron Bs. 15 mil que había retirado de un banco.
Por Deivis Ramírez Miranda
El Universal