El president Raúl Castro y su colega brasileña Dilma Rousseff inauguraron el lunes la primera etapa de la ampliación del puerto De Mariel, que colocará a la isla en el comercio regional.
«Brasil se enorgullece por asociarse a Cuba en este que es el primer puerto terminal de contenedores del Caribe con capacidad para integrarse a la cadena logística interoceánica», expresó la gobernante suramericana.
Los mandatarios Nicolás Maduro de Venezuela, Evo Morales de Bolivia y Michel Martelly de Haití también estuvieron presentes en la ceremonia que se realizó en la localidad de Mariel, unos 45 kilómetros al oeste de la capital.
Los jefes de estado están en Cuba para asistir a la II Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe.
Rousseff informó que su país financió esta primera etapa de la ampliación del puerto con unos 802 millones de dólares, con la participación de unas 400 empresas brasileñas y para una segunda etapa que incluye las labores en una zona de desarrollo (área franca) aledaña el país sudamericano dispondrá de 290 millones más.
Castro por su parte destacó la importancia que el puerto tendrá para la isla y que reemplazará al de La Habana.
La terminal «será la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano y su ubicación geográfica en la ruta de los principales flujos de transportación marítima en nuestro hemisferio», expreso Castro.
El puerto tendrá capacidad para trabajar con barcos de gran calado de los denominados Postpanamax y que podrían atravesar el Canal ampliado de Panamá.
Corte de listón
Rousseff y Castro cortaron el listón. La presidenta brasileña, sonriente, se quedó con un trozo de la cinta con los colores de la bandera cubana y lo alzó para la foto.
En el puerto del Mariel, unos 40 kilómetros al oeste de La Habana, hubo aplausos: era la culminación de la primera fase de una terminal de contenedores con la que Cuba pretende convertirse en una plataforma logística marítima para la región.
Bajo la sombra alargada de las cuatro enormes grúas verdes y amarillas de la nueva terminal, que será capaz de albergar los grandes buques Postpanamax, estuvieron para la ceremonia siete de los jefes de Estado y de gobierno que asistirán desde mañana a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Junto a Castro y Rousseff asistieron Morales y Maduro, el haitiano Michel Martelly y los mandatarios de Guyana y Jamaica. No estuvo, en cambio, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, que fue una de las primeras en llegar a La Habana, el sábado.
Brasil ha financiado más del 70 por ciento de las obras en Mariel en condiciones ventajosas para Cuba a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social.
En la primera fase, dijo Rousseff, las aportaciones brasileñas ascendieron a 802 millones de dólares y Brasil desembolsará otros 290 para la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM), una zona franca inaugurada en noviembre.
«Son grandes las posibilidades de desarrollo industrial conjunto», afirmó la mandataria brasileña, que heredó el proyecto de su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva. Su par cubano definió la iniciativa como «trascendental para la economía cubana».
El nuevo puerto de contenedores, con 702 metros lineales en la primera etapa, va unido a una red ferroviaria, carreteras y la ZEDM, donde empresas extranjeras podrán radicarse aprovechando un régimen fiscal y aduanero especial y la garantía de que no habrá expropiaciones.
El gobierno de Raúl Castro, que asumió las riendas del país de su hermano Fidel en 2006, ha estado empeñado en una serie de reformas económicas dentro de las que se inscribe también la conversión de Mariel en una llave logística para el Golfo de México.
Los trabajos continuarán este año para lograr que el canal de acceso tenga una profundidad de 17,9 metros. La terminal de Mariel será operada por un empresa de Singapur, Global Ports Managment Limited, líder en el sector a nivel mundial.
Vestido de saco azul y pantalón gris, en una mañana soleada pero sin agobio en el invierno cubano, Castro afirmó que el puerto de Mariel, que se hizo famoso en 1980 por la salida de 125.000 cubanos en la mayor crisis migratoria entre Cuba y Estados Unidos, será «la más importante puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano» y se convertirá en «una plataforma logística de primer orden a nivel regional».
«Esta terminal de contenedores, la poderosa infraestructura que la acompañan son una muestra concreta del optimismo y la confianza con que los cubanos miramos al futuro socialista y próspero de la patria», manifestó.
Dilma dio también un espaldarazo a Cuba, sometida a un embargo económico de Estados Unidos que será condenado en la Declaración de La Habana al término de la cumbre de CELAC, según anticipó el vicecanciller cubano Abelardo Moreno. «Sólo con Cuba nuestra región estará completa», afirmó Rousseff.
Después de la ceremonia, los presidentes se subieron a un autobús panorámico para hacer un recorrido por Mariel. Castro y Rousseff, en primera fila en la parte alta descubierta. Un poco más atrás, Maduro y los demás presidentes. Como turistas, pero sin cámaras.
Fuente:El Universal