La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien realiza hoy una visita oficial a Chile, declaró en entrevista con el diario El Mercurio: «tengo la conciencia tranquila de que no he cometido ningún delito».
Rousseff, quien llegará este mediodía a Santiago en un viaje que tiene como principal objetivo estimular las relaciones económicas y comerciales entre ambos países, hizo esta afirmación al ser preguntada por un eventual «impeachment» en su contra.
«La Constitución de Brasil es muy clara al señalar que el juicio político se aplica a la responsabilidad de los crímenes llevados a cabo por el mandatario», recordó.
Y a renglón seguido enfatizó: «he actuado con total transparencia y repudiado con vehemencia la corrupción. Corruptos y corruptores han sido juzgados y, de comprobarse sus delitos, castigados de acuerdo con la legislación nacional».
«No existe ninguna duda en mi contra relativa a denuncias de corrupción. Tengo la conciencia tranquila de que no he cometido ningún delito», insistió.
El Congreso brasileño ha iniciado trámites para un posible juicio con miras a la destitución de la mandataria por unas maniobras destinadas a maquillar los resultados fiscales del Gobierno durante 2014 y 2015.
La Cámara de Diputados empezó ese trámite en diciembre pasado, pero debió suspenderlo por «errores de procedimiento» detectados por la Corte Suprema, que ordenó reiniciar todo el proceso.
Sin embargo, el proceso contra Rousseff está paralizado, ya que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ha pedido algunas aclaraciones sobre esa sentencia al Supremo, que todavía no se ha pronunciado.
«Independientemente de los intentos de los sectores de la oposición de alejarme de la Presidencia por medios ilegítimos e ilegales, seguiré cumpliendo con lo que me ordena la Constitución», enfatizó la mandataria.
En este sentido, la presidenta puntualizó que su Gobierno está abierto al diálogo con todos los sectores. «No vamos a ser rehenes de los que solo nos critican y no presentan propuestas constructivas», puntualizó.
La mandataria aseguró en la entrevista con el periódico chileno que el clima político que vive el país no debilitará la confianza en las instituciones democráticas.
«En Brasil, los hechos demuestran la fortaleza y solidez de nuestras instituciones y nuestra democracia (…), estos cuestionamientos no deben ser vistos solo desde el ángulo negativo. Es saludable que la gente pregunte y pida respuestas a sus representantes», añadió.
Respecto a las medidas concretas que está adoptando para recuperar la economía del país, que en 2015 se contrajo un 4,08 %, Rousseff declaró que su Gobierno está enfrentando los desafíos económicos «con transparencia y responsabilidad, trabajando intensamente por fortalecer la situación fiscal y reducir la inflación».
En este sentido, aludió al «fuerte ajuste fiscal, que resultó en la reducción de 33.800 millones de dólares en 2015 (…) y de 5.915 millones de dólares adicionales para 2016».
Tras reconocer que «el mayor desafío» al que se que enfrenta «es retomar el crecimiento sobre una base sostenible», la mandataria brasileña destacó que en 2015, el ingreso líquido de inversiones directas fue de 75.100 millones de dólares, lo que demuestra que Brasil se mantiene como un mercado atractivo y confiable para el inversionista extranjero».
Además, destacó que la balanza comercial arrojó el pasado año un superávit de 19.680 millones de dólares, «el mejor resultado desde 2011».
Rousseff elogió la propuesta de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, de acercar el Mercosur a la Alianza del Pacífico y dijo que «las estrategias diferenciadas de integración en la economía mundial no impiden una cooperación más estrecha en el ámbito regional».
Convencida de que «las economías de ambos bloques tienen un claro potencial de complementariedad», Rousseff subrayó la importancia de poner en marcha los corredores bioceánicos que unirán el Atlántico con el Pacífico, a través de varios países suramericanos.
Y resaltó que su país es el principal destino para los inversionistas chilenos en el exterior, con una cifra cercana a los 26.000 millones de dólares, mientras que Chile es el segundo destino para las inversiones brasileñas en Suramérica. EFE