La presidente de Brasil afirmó estar “atenta” y preocupada” por las manifestaciones que reunieron a más de 250 mil personas en contra del aumento del transporte público
Lo afirmó el secretario general de la presidencia, Gilberto Carvalho, mano derecha del ex mandatario Luiz Lula da Silva. «Dilma está muy atenta y estuvo preocupada en hacer un análisis de las protestas. No tomaremos acciones porque se necesita hacer un diagnóstico de esta realidad para no tomar medidas apresuradas», afirmó Carvalho a periodistas.
Antes, en declaraciones que publica el sitio Terra, Carvalho dijo que la presidenta «está impresionada» por la dimensión de las protestas y sobre todo con la ocupación del techo del Congreso por parte de manifestantes en Brasilia.
En San Pablo, Río de Janeiro, Brasilia, Fortaleza, Salvador y otras ciudades del país, los manifestantes, convocados a través de las redes sociales y sin liderazgo político o social definido, reclamaron más inversiones en transporte, en salud y en educación. El momento no es poco importante, también reclaman por los grandes gastos que suponen el Mundial de Fútbol 2014 y la Copa Confederación que, por estos días, se juega en el país.
«Esas voces de las calles deben ser escuchadas», dijo Dilma Rousseff en un discurso en el palacio Presidencial. Y aseguró: «Mi gobierno está escuchando esas voces por el cambio. Mi gobierno está empeñado y comprometido con la transformación social».
Rousseff elogió el carácter pacífico de las manifestaciones y afirmó: «Las voces de las calles quieren más ciudadanía, salud, transporte, oportunidades».
«Mi gobierno, que quiere ampliar el acceso a la educación y la salud, comprende que las exigencias de la población cambian, cuando cambiamos Brasil, porque elevamos la renta, ampliamos acceso a empleo, a educación», dijo.
Miles de personas prometían marchar nuevamente por las calles de Brasil, tras la mayor protesta en dos décadas realizada el lunes contra aumentos del precio del transporte y los gastos multimillonarios para el mundial de fútbol 2014, que terminó en caos y violencia en Rio de Janeiro y otras ciudades, y sorprendió al gobierno por su tamaño y virulencia.
Fuente: Infobae