En 2012, desde el Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño de Margarita, voceros de la plataforma del Cine del Ministerio de la Cultura estimaban que en un año todas las salas de cine en Venezuela serían digitales, y así tituló la oficial Agencia Venezolana de Noticias. No fue así. El año pasado, Venezuela alcanzaba apenas 11% de digitalización, si no el más bajo, uno de los más precarios porcentajes de la región. Transcurridos los primeros seis meses de 2014, de un total de 461 salas de cine que existen en el país, sólo 104 están digitalizadas, es decir, 22,5%. El presidente de la Asociación Venezolana de Exhibidores de Películas (Avep), Abdel Güerere, prefiere ver el vaso medio lleno: 357 salas están «en proceso» de digitalizarse.
Fuentes extraoficiales del sector cinematográfico señalan que harían falta 48 millones de dólares para adecuar el 77,5% restante al sistema digital. Güerere, que es economista y no dirigente político, es más amigo de la precisión en las cifras. «Depende. Habría que sacar una cuenta que nadie ha sacado para saber cuál es ese número. Además no es sólo Cinex y Cines Unidos, sino también los independientes. Hacen falta proyectores digitales, procesadores de audio digital, pantallas microperforadas de alta ganancia, ampliación de cabinas de proyección, incremento de aire acondicionado… es un conjunto, lo que yo no sé es cuáles necesitan qué cosas. No todas lo requieren todo. Yo diría que es un número inferior a los 30 millones de dólares lo que falta», comenta.
Avep está a la espera de las divisas para terminar de digitalizar las salas de cine porque hay una situación real de mercado: la tendencia es que no lleguen más copias en 35 mm. Empresas como Fuji y Kodak han dejado de producir película en químico y a los grandes estudios les sale más económico hacer copias de sus películas en formato digital (cálculos del año pasado arrojaban que mientras una copia en celuloide costaba 1.600 dólares, una digital valía 130).
Pero el riesgo más grande lo corren exhibidores pequeños que sin apoyo y recursos suficientes podrían quedar por fuera del negocio. Abdel Güerere opta por la prudencia, «los tiempos son progresivos, no sería una visión catastrófica».
Y fija su posición: «Nosotros estamos manejando esto como siempre, en el bajo perfil y en la eficiencia, por la vía del diálogo y de la conciliación, no de la confrontación. Hemos pedido las divisas de forma razonable, continua, estratégica, al Ejecutivo Nacional, y estamos a la espera de que este nos responda. No sabría decirte cuánto tiempo tenemos esperando».
EL UNIVERSAL