El proyecto conjunto entre Venezuela y Trinidad y Tobago para explotar un campo de gas natural en el mar Caribe se ha estancado por la negativa de Venezuela a aceptar las condiciones de una licencia estadounidense, según declaró el jueves el primer ministro de la nación caribeña, Keith Rowley.
En enero, Estados Unidos otorgó una licencia por dos años que permitía a Venezuela y Trinidad desarrollar el campo Dragón y suministrar gas natural venezolano a Trinidad, con la petrolera Shell como operadora prevista.
Sin embargo, la autorización prohíbe cualquier pago al Gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro.
“Los venezolanos no han aceptado los términos impuestos por los estadounidenses. Esa es la realidad”, dijo Rowley en una entrevista en el canal TV 6 de Trinidad, reseña Reuters.
Representantes de ambos Gobiernos se han reunido varias veces este año para avanzar en las negociaciones. El ministro de Energía de Trinidad, Stuart Young, pidió a Washington en los últimos meses que modificara algunos términos de la licencia.
Rowley no reveló qué condiciones han sido rechazadas por Venezuela. No está claro si Estados Unidos está dispuesto a cambiar la licencia.
Un proyecto estratégico
El primer ministro también dijo que Trinidad luchó mucho para obtener el visto bueno de Estados Unidos para el proyecto, que incluía una exención para negociar con la sancionada empresa estatal venezolana Pdvsa.
“Finalmente ganamos esa batalla, pero pusieron una condición que los venezolanos hasta ahora no han aceptado”, agregó Rowley.
Ambas partes no han suspendido las negociaciones, dijo Rowley.
El campo Dragón, ubicado en el lado venezolano de la frontera marítima con Trinidad, tiene hasta 4,2 billones de pies cúbicos de gas. Trinidad necesita el combustible para aumentar su producción y exportaciones, mientras que Venezuela espera obtener una nueva fuente de ingresos con el comercio.
Trinidad y Tobago, el mayor exportador de gas natural licuado de América Latina, no produce suficiente gas natural propio para abastecer a sus plantas industriales, lo que ha llevado a la suspensión de un tren de licuefacción y obligado a otros tres a operar por debajo de su capacidad.
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