En teoría todos somos unos maestros de las artes amatorias. En la práctica, no. Averigua aquí si en este terreno tienes de qué preocuparte.
Según las historias que les cuentas a tus amigos, en la cama eres un genio… Pero en la vida real las cosas podrían ser muy distintas: podrías estar haciendo cosas como convertir tu cama en tu oficina o hablar de tu ex más de la cuenta.
Aquí te damos diez señales de que eres una catástrofe sexual.
1. Ya no tomas la iniciativa. De un tiempo a estar parte, quizás por cansancio o aburrimiento, ya no buscas a tu chica o esperas que ella se te acerque y te pida un poco de acción.
2. Has convertido tu cama en tu escritorio. Además de dormir, mandas e-mails, pagas cuentas y revisas tu Facebook desde un lugar reservado para cosas mucho más intensas y placenteras. Búscate una mesa y muda la oficina ahí.
3. No hablas de sexo. El sexo es como el fútbol: el buen fan habla de eso a cada rato. Si el sexo no es un tema de conversación para ti –por lo menos con tu pareja–, tal vez estás perdiendo el interés en el asunto. Mal síntoma.
4. Vas directo al grano. El sexo puede convertirse en un trámite que deja afuera los juegos y la expectativa previa. Tómate tu tiempo. A nadie le gusta sentir que te urge salir de eso como si se tratara de algo engorroso o tan imperativo que te haga perder la paciencia.
5. Te crees un pornstar. Bájale al ego, tigre. Es saludable saber que uno sabe lo que hace, pero no tanto como para no dejarte espacio a mejorar algunas cosas. El ego, cuando ha crecido demasiado, es un estorbo.
6. Ni bien terminas ya te quieres ir. Cuidado con esto: las chicas suelen disfrutar tanto el acto sexual como lo que viene después. Descansa, respira y si de verdad tienes que salir corriendo por alguna obligación, procura buscar momentos menos apremiantes la próxima vez.
7. Hablas mucho de tu ex. Si tienes que hablar de tu anterior pareja, por lo menos que no sea antes, después ni mucho menos durante el acto sexual. Comenzar una relación es borrón y cuenta nueva. Las «ex» salen sobrando.
8. Confundes el porno con la vida real. Si te sorprendes pidiéndole a tu novia que haga exactamente lo que le viste hacer a Nina Hartley, es probable que estés pidiendo demasiado. El porno puede inspirarte a tomar más riesgos y aventuras, pero mal harías en querer imitar lo que ves. No es necesario, la verdad.
9. No te gusta bailar. No importa que tengas dos pies izquierdos, lo importante es que no tengas reparos en expresarte con tu cuerpo. Si te parece que el baile es demasiado, es probable que en el sexo seas un poste.
10. A tu pareja ya no le interesa estar contigo. Por algo será… Ser malo en la cama es como ser malo en el fútbol: nadie va a querer jugar contigo. Lo bueno es que eso tiene remedio: la práctica hace al genio. Así que manos a la obra y buena suerte.
Fuente: Terra
