«Laureano engaña a los que fuimos a verle en el escenario al presentarlo como un humorista», considera Diego Arria, pues «no ‘actúa’ como algunos piensan, sino todo lo contrario pues se pronuncia permanente y claramente sobre los aspectos más sensibles, complejos y hasta dolorosos de nuestra atropellada patria».
El diplomático venezolano Diego Arria cuenta su experiencia vivida en una presentación del humorista y politólogo venezolano Laureano Márquez, en Nueva York, Estados Unidos.
“Laureano engaña a los que fuimos a verle en el escenario al presentarlo como un humorista”, considera Arria, pues “no ‘actúa’ como algunos piensan, sino todo lo contrario pues se pronuncia permanente y claramente sobre los aspectos más sensibles, complejos y hasta dolorosos de nuestra atropellada patria”.
Anoche vi a Laureano Márquez en el Teatro Español de Nueva York, a quien por años he admirado a la distancia leyendo sus inteligentes y más que ocurrentes artículos, pero nunca le había visto en escena.
Después de verlo y oírlo es más que claro que Laureano engaña a los que fuimos a verle en el escenario al presentarlo como un humorista. ¿Y cómo se me ocurre acusarlo de semejante acto?
Porqué Laureano no “actúa” como algunos piensan, sino todo lo contrario pues se pronuncia permanente y claramente sobre los aspectos más sensibles, complejos y hasta dolorosos de nuestra atropellada patria que nunca ha llegado a ser una verdadera república. Pero lo hace exitosamente, con esa dimensión especial que tiene la gente de talento: el humor que suele poder penetrar a todos y es capaz de vencer toda clase de resistencias. (Es también el politólogo menos acartonado y de mejor humor del mundo).
Laureano agrega a esa dimensión un profundo sentimiento de venezolanidad. Los canarios y sus descendientes locales no pueden ser más venezolanos. Y eso es Laureano. Después de oírle no tengo dudas en afirmar que Laureano tiene más criterio, más talento, autenticidad, preparación y una visión de grandeza del auténtico interés nacional que muy, muy, muy pocos políticos venezolanos, que sí actúan, pueden exhibir.
Y ese amor por Venezuela lo hace querido, respetado y admirado por todos los que hemos tenido la maravillosa oportunidad de disfrutar de su humor y de su talento para querer y entender mejor qué hacer con nuestra tierra y nuestra gente. Al final de su presentación, en medio del aplauso y de la emoción colectiva, Laureano dijo: “Mi esperanza en que saldremos de esta situación venezolana me sale del fondo de mi corazón (lo dijo en inglés: From the bottom of my heart)… Solo le faltó agregar que nació un 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos.
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