El sistema creado para permitir que determinadas rentas y patrimonios no tributen en los países donde deberían hacerlo supone un circuito que permite la delincuencia a gran escala
Hoy se celebra el Día Mundial de protesta contra los paraísos fiscales. Hace ya bastante tiempo que expertos internacionales en derechos humanos creen que la abolición de los paraísos fiscales debería estar en la agenda de Naciones Unidas como una de sus prioridades porque el sistema creado para permitir que determinadas rentas y patrimonios no tributen en los países donde deberían hacerlo y que lo hagan en proporciones mínimas en lugares determinados creados específicamente para ese fin, supone en realidad un circuito que permite la delincuencia a gran escala.
A raíz de la crisis financiera de 2008, el G-20, que reúne a los países más ricos del mundo, tuvo sobre la mesa propuestas serias para taponar esos circuitos, perfectamente conocidos e identificados. Sin embargo, nada auténticamente serio se ha llevado a cabo hasta ahora. Se supone que este año los ministros de Economía y Hacienda de los países miembros de la Unión Europea deberán elaborar una “lista negra” de “jurisdicciones” que no cooperan de acuerdo con unos criterios, un código de conducta fiscal, que se intentó establecer el pasado mes de noviembre.
Conviene recordar que ha sido siempre el Reino Unido el que más dificultades ha puesto a la hora de fijar la lista de enclaves-paraíso dentro de la Europa así que su decisión de abandonar la Unión debería ayudar a los demás países a avanzar en esa ansiada lista de paraísos fiscales. La idea de la UE es que “terceros países no mantengan políticas fiscales dañinas, según los criterios comunes de transparencia, equidad y estándares globales”. No supondría la desaparición de los paraísos fiscales pero ayudaría bastante a reducir su maligno efecto.
LA MIRADA
Imagen:auditasanidad.org
