Historia del Vino en Venezuela
Se conoce por primera vez del cultivo de la Vitis vinífera en Venezuela, en el siglo XVI, con las plantaciones hechas por los jesuitas en el oriente del país, cerca de la ciudad de Cumaná.
En el siglo XIX, viticultores alemanes se ubicaron en la zona de Badén y en las regiones como en la actual Colonia Tovar y en el Estado Mérida, procurando temperaturas más frescas aptas para el cultivo de la vid.
En el siglo XX, en distintos puntos de nuestra geografía comienzan a aparecer plantaciones de uvas más o menos importantes. En el Estado Mérida, en la población de Lagunillas, se conoce de una plantación que luego pasaría a la Universidad de Los Andes.
Se intentan producir los primeros vinos comerciales, pero debido a la pobre adaptación de las variedades de uva, dadas las condiciones climáticas y los suelos de las regiones escogidas, no se logran resultados, produciéndose vinos a partir de mostos concentrados importados, y el gobierno en el año 1958 decreta la protección de la industria nacional vinícola, elevando considerablemente los aranceles de las bebidas alcohólicas importadas.
En 1970 se enriquecerse la viticultura en Venezuela, al fundarse los primeros viñedos exitosos en los estados Zulia y Lara, con condiciones agroecológicas propicias en zonas áridas y semiáridas, con presencia de agua, temperaturas medias entre 23°C y 26ºC y baja humedad relativa, aunque con el tiempo se consideran mejores las condiciones del Estado Lara, quedando la producción del Estado Zulia reservada para uvas de mesa, y las regiones de Cumaná, Mérida, Galipán y la Colonia Tovar cuentan con una larga historia de elaboración de vinos artesanales.
La cepa Tempranillo llega a Venezuela en 1976, gracias a la Universidad Centro- Occidental Lisandro Alvarado, convirtiéndose en una de las más cultivadas y gracias a la ubicación geográfica, lográndose hasta 2 cosechas por año.
En 1985, Empresas Polar y la compañía francesa Martell consolidan un proyecto vinícola en Venezuela, surgiendo “Bodegas Pomar”, instalándose en la zona de Altagracia, en el estado Lara, a unos 120 kilómetros de Barquisimeto, donde cultivan 14 variedades de uvas francesas y algunas españolas, de las cuales 8 dieron excelentes resultados, entre las que destacan: Tempranillo, Syrah y Petit Verdot, Sauvignon blanc, Chenin blanc, Macabeo, Muscat y Malvasía, con muy buenos resultados.
Por su parte, el Instituto de la Uva de la Universidad Centro-Occidental Lisandro Alvarado en el Estado Lara, continúa trabajando en sus núcleos de Tarabana y El Tocuyo, donde comercializa sus productos a pequeña escala.
En los años 90, Martell se retira del proyecto en Venezuela y Polar decide continuar su proyecto, trabajando en el desarrollo de nuevas tecnologías, alcanzando hoy día un portafolio de vinos tintos y blancos, rosados y espumosos, orgullo de todos los venezolanos.
Haberse logrado un desarrollo vitivinícola tropical sorprendió los enunciados manejados por las ciencias enológicas hasta el momento (S XX), ya que por décadas se consideró que la viticultura estaba reservada a regiones con marcadas diferencias climáticas, con caídas de las hojas en otoño y descanso invernal, y adicionalmente Pomar al lograr realizar dos cosechas por año, en Marzo y Septiembre, ha dado otra lección importante de productividad, al haber tropicalizado vides que dan frutos dos veces al año.
Venezuela tiene capacidad para producir vinos gracias a un clima que ofrece 365 días de sol en el día y menores temperaturas en las noches, suelos poco fértiles en el occidente, ideales para el cultivo de la vid.
Adela Romero B.
Sommelier ASV-ASI
