La Décima pasó a la historia como la Champions de Sergio Ramos, pero en el vestuario del Real Madrid nunca se olvidará la cabalgada de 50 metros de Di María que acabó con Bale remachando a la red el tanto que abría de par en par las puertas del cielo. El MVP de la final de la Lisboa culminaba con ese vertiginoso eslalon una actuación gigante, canchera, como buen argentino. De esas en las que las medias acaban de la mitad del gemelo hacia abajo y de la que te llevas el DVD al despacho del presidente para pedirle más dinero.
Pero con lo que no contaba Di María era con la innegociable política de salarios en el Bernabéu. El «Fideo» valoró sus 120 minutos en el estadio de la Luz en 8 millones de euros netos anuales, el doble de lo que cobraba hasta entonces. El Real Madrid ni parpadeó ante su exigencia. Seis, y gracias, y si no le parecía bien, la puerta de salida tenía un felpudo que señalaba 80 millones de euros. Y así fue. El Manchester United pagó esa astronómica cifra por Di María, y el argentino se marchó echando espuma por la boca contra los mandatarios blancos: «Quiero dejar claro que nunca fue mi deseo irme. Como cualquier persona que trabaja, siempre he querido progresar. Pedí lo que consideraba justo, pero lamentablemente no soy del gusto futbolístico de alguna persona».
Sin rencor
Su discreta temporada en Old Trafford fue el puente hacia su verdadero destino, el PSG, el club al que realmente se quiso ir en 2014 pero cuyo pase no se pudo materializar por culpa del «fair play» económico. Solucionada esta arista, Di María firmó por fin el pasado verano por los galos y el siempre veleidoso bombo de la Champions cruzó a los parisinos contra el Madrid. Esta noche, el argentino se enfrentará por primera vez contra su preciado pasado: «Siempre es complicado jugar contra tu exequipo, pero Di María lo hará desde el máximo respeto. He hablado con él estos días y sé que está encantado de medirse contra sus excompañeros porque el Real Madrid es un club que le dejó huella», desveló Laurent Blanc.
El técnico galo sabe que esta noche será un encuentro especial para el argentino y por eso quiso mandarle un mensaje de tranquilidad, a la par que le retaba: «La pasada temporada tuvo un año difícil y aquí aún está adaptándose. Su inicio de temporada ha sido regular. Sabe que tiene que mejorar y hoy tiene un partido grande para hacerlo. Por eso estoy alimentando su motivación, pero sin excederme. Debe jugar sin presión porque no tiene que demostrar nada a nadie».
Pique en los banquillos
Mientras, ajeno al reencuentro de Di María con los blancos, Benítez se presenta en el Parque de los Príncipes con muchas y notables bajas, y atizado por el látigo verbal de su colega Blanc, que le buscó las cosquillas en la sala de prensa: «El Madrid de ahora es bastante defensivo. La filosofía de Benítez es la que es y también ha tenido sus resultados, pero a mí me gusta ganar aplicando otra filosofía distinta a la suya y esta noche intentaremos demostrarlo. Será un choque de estilos».
El mensaje de Laurent no gustó nada al técnico blanco, cansado de que se metan en su casa a barrer el suelo: «No se cuál es mi método, ni el estilo opuesto al que se ha referido el entrenador del PSG. Es su opinión y la mía es que el Real Madrid es ofensivo. Nuestros números no son frutos del azar. Siempre vamos a meter goles, a atacar y a ganar. El madridismo lo sabe. Somos divertidos».
Esta noche, ante uno de los nuevos «cocos» del Viejo Continente, Benítez y sus jugadores tienen una ocasión idónea para tumbar de un sopapo tanta crítica a su sistema de juego. Con permiso de Di María, claro.
Fuente: ABC