Bautizado como ‘Homo naledi’, este ancestro humano enterraba a sus muertos.
La cueva donde ha sido encontrado mide tan solo 18 centímetros de ancho y está situada a 50 kilómetros de Johannesburgo (Sudáfrica). Concretamente, el equipo de antropólogos, liderado por la Universidad de Witwatersrand, ha hallado 1.500huesos fosilizados de al menos 15 individuos, que podrían tener más de 2,5 millones de años.
Los descubridores creen que aquellos homínidos fueron depositados por sus congéneres, algo que implicaría un comportamiento funerario no observado anteriormente en humanos tan primitivos. Pero lo que realmente llama la atención de arqueólogos e investigadores es la incapacidad de contestar a día de hoy a algunas preguntas, por ejemplo cómo acabaron allí todos esos cadáveres, si para llegar a la cámara donde se hallaban hay que recorrer 80 metros, trepar por una pared y escurrirse por una grieta ínfima.
Además, ninguno de ellos tiene marcas de traumatismo por una posible caída a la fosa, ni existen marcas de fuertes crecidas de agua que pudiesen haber arrastrado hasta allí los restos. Por ello, queda pensar que alguien debió dejarles ahí siguiendo un ritual funerario, algo que hasta ahora era atribuible a humanos más modernos y con un cerebro más grande.
“Tenemos casi todos los huesos del cuerpo representados varias veces, lo que hace que Homo naledi sea ya prácticamente el fósil de nuestro linaje que mejor se conoce”, ha manifestado Lee Berger, paleaontropólogo de la Universidad de Witwatersrand.
Y por último, ¿cómo sería su aspecto y qué capacidades poseería? Tras estudiarlo y compararlo con otros grupos, los expertos han concluido que se situaría entre el australopithecus y el homo. Medían aproximadamente un metro y medio y pesaban 45 kg, pero ya tenían un cuerpo estilizado, andaban erguidos, y tenían el dedo pulgar oponible que permite fabricar herramientas de piedra.
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