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Descontrol sanitario de enfermedades vesiculares en el ganado acorrala la producción de carne y lácteos

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Descontrol sanitario de enfermedades vesiculares en el ganado acorrala la producción de carne y lácteos

Unidades de producción ganadera en cuatro municipios del estado Bolívar, están en cuarentena por brote de enfermedades vesiculares en el ganado bovino, lo que amenaza la producción y comercialización de carne, leche y queso.

 

 

 

 

 

 

Julio Malavé, representante de Fundación Venezolana de Servicios de Salud Animal (Funvesa) en la región Guayana, precisó que solo en las zonas de Campo Bolivariano y El Llamal en El Manteco, municipio Piar, hay entre 25 y 30 animales enfermos en tres unidades de producción afectadas.

 

 

 

 

 

Los demás brotes se ubican específicamente en La Pastora y Caicara del Orinoco (Cedeño), Tumeremo (Sifontes) y El Palmar (Padre Pedro Chien).

 

 

 

 

 

 

“En los cuatro municipios hay brotes vesiculares, no sabemos si se trata de estomatitis vesicular o fiebre aftosa porque los reactivos están vencidos. Solo en El Palmar detectamos estomatitis vesicular, de resto no tenemos diagnóstico, por eso no podemos movilizar ni carne, ni leche, ni queso, se puede extender el virus”, reportó Malavé.

 

 

 

 

 

 

Las enfermedades vesiculares son un grupo de enfermedades virales que afectan a diferentes tipos de ganado como vacas, caballos, ovejas, cabras y cerdos. Provocan fiebre, malestar y la aparición de vesículas, erosiones y úlceras dolorosas en la boca, los ollares, el hocico, pezones, ubres y patas del ganado. Esto impide que los animales afectados coman, caminen y produzcan.

 

 

 

 

 

La estomatitis vesicular y la fiebre aftosa son algunas de estas enfermedades imposibles de diferenciar clínicamente, de ahí la importancia de las pruebas de laboratorio.

 

 

 

 

 

La estomatitis vesicular puede transmitirse a los humanos. Por otro lado, la fiebre aftosa es una enfermedad que solo afecta a los animales y no se transmite a los seres humanos. Sin embargo, esta puede ser una limitante para exportar carne hacia otros países, para evitar su propagación hacia otros territorios.

 

 

 

 

 

“Tengo más de cinco años pronunciándome por este problema y siempre arroja el mismo resultado, que es estomatitis vesicular. Tenemos bastantes incógnitas que necesitamos que nos respondan, hay equipos técnicos, hay universidades que pueden ayudarnos con los estudios. Si todos aportamos podemos darle al estado esa ayuda”, señala Malavé.

 

 

 

 

La consecuencia directa es la disminución de la producción de cárnicos y lácteos además de la paralización comercial en los predios en cuarentena, aunque por ahora no hay cifras oficiales sobre las pérdidas económicas que significan este nuevo brote que comenzó a detectarse en diciembre de 2022.

 

 

 

 

 

Cuando hay un brote, lo ideal es que ningún producto animal o vegetal se movilice dentro o fuera de las áreas afectadas en 15 kilómetros a la redonda por municipio hasta tanto se tenga un diagnóstico de la enfermedad que circula en la zona.

 

 

 

 

 

«Hacemos un llamado de urgencia a que se cumpla el plan de vacunación nacional que se termina el 15 de este mes. Que tratemos de lograr los objetivos», declaró Malavé.

 

 

 

 

 

Los productores claman por el apoyo gubernamental para evitar considerables pérdidas económicas, y riesgos en la salud pública. Reportan que hasta el momento lidian con el problema por cuenta propia mientras la Gobernación de Bolívar convoca ferias agropecuarias.

 

 

 

 

 

«Todas las asociaciones de ganaderos retiramos nuestros logos de esas vallas de la feria porque no estamos de acuerdo porque hay presencia de enfermedades vesiculares en nuestro estado. Es un acto de irresponsabilidad porque las enfermedades están latentes. Lo digo como productor agropecuario, en ningún país del mundo se pueden movilizar animales cuando hay presencia de vesiculares», manifestó el productor con más de 25 años de experiencia.

 

 

 

 

 

 

Según el Ministerio de Agricultura y Tierras (MAT), el estado Bolívar tiene un millón de hectáreas de terreno en producción pecuaria. 16% de las tierras se utiliza para la ganadería, cuyos productos abastecen los mercados locales.

 

 

 

 

 

 

Los productores agropecuarios habían reportado una caída del 35% de la producción de carne, queso y leche durante 2022. El porcentaje aumentó a 60% para lo que va de año por falta de combustible e insumos, descontrol de enfermedades vesiculares y la expansión de la minería.

 

 

 

 

 

 

 

Sin capacidad diagnóstica

La recolección de muestras para el diagnóstico oportuno, cuarentena, desinfección de áreas con uso de regaderas y pediluvios y vacunación masiva del ganado para lograr la inmunidad de rebaño son acciones básicas para controlar la circulación de estas enfermedades virales.

 

 

 

 

 

 

Pero todas estas acciones las encabezan los productores con pocas herramientas a mano toda vez que reportan que la mayoría de las áreas afectadas están desatendidas porque el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai) no tiene infraestructura para hacer el control epidemiológico.

 

 

 

 

 

Las labores de control se complican por el estado de la vialidad, que dificulta el acceso a las unidades de producción, y la falta de combustible.

 

 

 

 

 

La doctora Lourdes Silva, asesora técnica de Funvesa informó que las pruebas para diagnosticar enfermedades vesiculares se hacen solo en Maracay, a 618 kilómetros del estado Bolívar. El Insai carece de equipos para la recolección de muestras, las pocas muestras que se toman no llegan en buenas condiciones por dificultades en el traslado, y los resultados tardan en llegar, o no llegan, porque los reactivos están vencidos.

 

 

 

 

 

Según la especialista, las pruebas para diagnosticar enfermedades vesiculares en la región solo se realizan en Maracay, una ciudad ubicada a unos 618 kilómetros de distancia. Las pocas muestras que se toman no siempre llegan en buenas condiciones debido a dificultades en el traslado. Además, los resultados de las pruebas tardan en llegar o no llegan en absoluto, porque los reactivos necesarios para realizar los análisis están vencidos.

 

 

 

 

 

 

Esta situación ha generado preocupación entre la comunidad médico veterinaria porque la detección temprana de enfermedades vesiculares es esencial para su tratamiento efectivo y control de propagación. Sin esto, la poca producción que queda en pie, se desploma.

 

 

 

 

 

 

Ante la falta de equipamiento del Insai, Funvesa junto a los productores agropecuarios son quienes procuran hacer la vigilancia epidemiológica, con las herramientas que tienen a mano, a través de los comités sanitarios locales.

 

 

 

 

 

Siete años de retroceso en la vacunación
Desde 2001, Venezuela dispone de una vacuna contra la estomatitis vesicular de producción nacional (ESTOMAVAC®), bivalente, conformada por los serotipos Nueva Jersey e Indiana.

 

 

 

 

 

 

En un estudio retrospectivo sobre la fiebre aftosa en Venezuela, se menciona que a finales de los años 90 e inicios de los 2000, Venezuela avanzó en el uso y aplicación de las técnicas de laboratorio para el diagnóstico de las enfermedades vesiculares y el control de vacunas contra la fiebre aftosa. Pero los progresos en la materia parecen desvanecerse.

 

 

 

 

 

 

La última vez que el Insai hizo una jornada de vacunación contra enfermedades vesiculares al ganado en el estado Bolívar fue en 2016. Entre 2018 y 2020 la región atravesó por una escasez de vacunas tal que diezmó al ganado bovino.

 

 

 

 

 

Los productores informaron que la disposición del biológico mejoró desde el año pasado por la intervención de las asociaciones de ganaderos y organizaciones no gubernamentales.

 

 

 

 

 

Silva informó que el ciclo de vacunación pasado (entre octubre 2022 y enero 2023) lograron vacunar a 316.228 cabezas de ganado bovino, cifra que corresponde al 60% de la población total. Todavía queda medio millón de cabezas por vacunar en este estado.

 

 

 

 

 

Aunque hay mayor disposición de fármacos para inocular al ganado, algunos productores ganaderos señalan que la falta de músculo financiero y el aumento del precio de medicinas veterinarias les impide costear los medicamentos y minerales que garanticen la salud de sus animales.

 

 

 

 

 

 

Dependiendo del tamaño del ganado, tienen que disponer de hasta 10 mil dólares para hacer la jornada de vacunación y las pruebas diagnósticas cada seis meses, para enfermedades vesiculares como fiebre aftosa y estomatitis vesicular, y de otro tipo como tuberculosis y brucelosis.

 

 

 

 

La situación se repite en todo el país. En febrero de este año, el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), Luis Prado denunció que Venezuela es el único país del continente americano con fiebre aftosa.

 

 

 

 

 

 

En mayo de 2023, Colombia y Venezuela firmaron un acuerdo – impulsado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) – para eliminar la fiebre aftosa de América Latina, con el objetivo de convertir a América en el primer continente libre de esta enfermedad. Lo que contrasta con las declaraciones de Nicolás Maduro, cuando aseguró que en el país, la fiebre aftosa estaba erradicada.

 

 

 

 

 

 

Silva informó que desde el año pasado en el país se está implementando un Programa Nacional de Vigilancia, Prevención, Control y Erradicación de la Fiebre Aftosa con el acompañamiento del Centro Panamericano de Fiebre Aftosa que funciona en Brasil.

 

 

 

 

Globovisión

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