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Desastre radical

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Desastre radical



 
 Hace muchos años se hubiera dicho que Nico parece un disco rayado, pero como las nuevas generaciones no tienen idea de lo que es eso, lo que hay que decir es que desde que se sentó en Miraflores lo que hace cada 1° de enero es repetir la misma mentira.

 

 

Esta primera semana del año en Venezuela será noticiosa, pero precisamente porque no pasará nada. El jefe del régimen le dio vacaciones al covid-19 en diciembre y ahora pretende que todo el mundo se encierre en su casa una vez más por una semana. Es conocido ya que este tipo de medidas no contribuyen con la contención de la epidemia y mucho menos con el bienestar del venezolano.

 

 

Más bien podría tratarse de un intento por contener lo que la oposición pretende hacer, que es protestar en las calles por el último golpe que han dado los rojitos, que es imponer una Asamblea Nacional sin ningún asidero legítimo.

 

 

Si será juramentada el lunes o el martes no cambia las cosas. Políticamente hablando Venezuela seguirá en un confuso túnel del que no encuentra la salida. Las calles solitarias y la gente encerrada le dan al régimen la tranquilidad de poder inventar marramucias sin mucho problema.

 

 

De todas maneras, los primeros días de enero poco es lo que se reactiva y una vez más el mandamás quiere agarrarse al salvavidas de la pandemia para justificar su mayor logro, el quiebre económico del país y el florecimiento abundante de los bolsillos rojitos.

 

 

De promesas ha vivido desde 2013 y en 2021 no será diferente. Poco le importa lo que sufre el venezolano y lo necesaria que es una política económica que en realidad esté pensada para el bienestar de todos. Así que a partir del lunes será una fiesta para los rojitos, pero no para el ciudadano común. Es demasiado pedirle que deje de decir mentiras porque ya nadie se las cree, más bien todo el mundo sabe que es como escuchar llover. Ni está dispuesto a hacer nada para rescatar el país del abismo, ni está dispuesto a tomar medidas para salvaguardar la vida del venezolano ni está dispuesto a dejar que sea la gente la que elija un mejor destino.

 

 

Llegamos al año en el que Chávez quería despedirse, el bicentenario de la Batalla de Carabobo, y estos no tienen intenciones de marcharse.

 

Editorial de El Nacional

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