Desaparecen 23 migrantes en México tras ser grabados por su coyote en Chiapas

Desaparecen 23 migrantes en México tras ser grabados por su coyote en Chiapas

Un video de 17 segundos es la última prueba de vida de un grupo de migrantes, incluidos cinco niños, que se esfumaron sin dejar rastro en septiembre de 2024. Las autoridades mexicanas no han iniciado la búsqueda

 

 

 

En un video de apenas 17 segundos, un coyote apunta con su celular a un grupo de 23 migrantes formados en dos filas. “Estos clientes ya están listos para salir a la ciudad de Juchitán y continuar su camino a la Ciudad de México”, anuncia. La grabación termina, como es habitual en estos circuitos, con una pregunta: “¿Todo bien, señores?”. Algunos asienten, otros levantan el pulgar. Era el 5 de septiembre de 2024 en la costa de Chiapas, al sur de México. Esa fue la última vez que se supo de ellos.

 

 

Tras subir a una lancha con rumbo a Oaxaca, el grupo completo procedente de Ecuador, República Dominicana, Jordania y Venezuela, e incluyendo a cinco niños desapareció. Sus familias recibieron después el aviso de un secuestro. Más de un año después, no hay una sola pista.

 

 

Tres meses después de esta desaparición, en el mismo tramo de costa, el rastro de otros 40 migrantes se perdería también tras embarcar hacia el mismo destino.

 

 

La espera en la “casa playera”

 

 

La travesía del grupo comenzó días antes en una “casa de seguridad” en Puerto Madero, a 40 kilómetros de la frontera con Guatemala. Según testimonios recogidos por sus familias, era una casa grande llena de hamacas donde los migrantes esperaban turno para dormir. “Ese lugar era el punto de concentración”, explicó Mayra, familiar de la ecuatoriana familia Calvache Obando. “No podían salir hasta que se reuniera cierta cantidad de personas para que los guías y el grupo armado los trasladara”.

 

 

Allí coincidieron historias de huida de la violencia y la pobreza:

 

 

  • La familia Calvache Obando (Ecuador) huyó de las “vacunas” (extorsiones) y de una amenaza de acoso sexual.

  • Camila Villa y su hija Charlotte (República Dominicana) viajaban para reunirse con su esposo en EE.UU. Su hermana la describe como “la que más se preocupa de nosotros, muy amable, cariñosa”.

  • Juan Sebastián Martínez (República Dominicana) también iba a reunirse con su esposa. Desde la casa playera, le contó a su madre que estaba asustado.

  • Mohammad Ali y Mohammad Sobh (Jordania) llegaron tras un viaje de 12,000 km. “Mi hermano me dijo que la ciudad no era segura… no se esperaba que México fuera así”, relató su hermana.

 

 

Un país indiferente ante la desaparición masiva

 

 

A pesar de la gravedad de los hechos, las autoridades mexicanas no han iniciado una búsqueda oficial. Las familias se enfrentan a una burocracia paralizada por una crisis nacional de más de 133,000 personas desaparecidas. Muchas aún luchan para que la Comisión Nacional de Búsqueda les proporoine siquiera una ficha oficial que acredite que sus seres queridos existieron y desaparecieron en México.

 

 

El contexto es de una violencia extrema. La región de Tapachula, por donde pasaron todos, está controlada por una guerra entre el Cártel de Sinaloa y el CJNG por las lucrativas rutas de migrantes, armas y drogas. Los migrantes son tanto presas como trofeos, marcados con sellos –como el que llevaba el niño ecuatoriano Julio Cobos en su brazo– que indican quién ha pagado y quién puede ser secuestrado.

 

 

 

Estas dos desapariciones masivas marcan una ruta migratoria cada vez más peligrosa, donde el sueño de alcanzar Estados Unidos se truncó en la costa mexicana, ante la indiferencia del Estado.

 

 

 

Fuente: Diario Versión Final

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