Debe ser que los derechos de los venezolanos son menos humanos que los del resto del mundo. Lo que ocurre en este país parece que no enciende las alarmas de mandatarios como Alberto Fernández, de Argentina, para quien todo va viento en popa. Pero ese optimismo que muestra el presidente de Argentina se desbarata con solamente tener acceso a algunos portales noticiosos.
Lo primero que habría que poner en contexto es que el venezolano no tiene derecho de informarse, pues no existe en el país un medio independiente que tenga alta penetración. Esto no es un invento y es consecuencia directa de lo que ha hecho el régimen. La mayoría de los periódicos pasaron a ser páginas web en un país con poco alcance de servicio de Internet ni electricidad. Los que circulan impresos tienen tremendo bozal de arepas, por lo que poco o nada dicen de lo que realmente ocurre. Y los que se empeñan en seguir ejerciendo su labor son expropiados de sus instalaciones con la fuerza bruta de un mazo.
No hay libertad de información, mucho menos de expresión. ¿Esto es solucionar los problemas de derechos humanos? Pero quizás al mandatario argentino le parezca más sencillo de entender si le decimos que en Venezuela no hay libertad, sin más adornos. ¿Le parecerá suficiente para condenar al régimen como opresor?
Si quiere pruebas ¿por qué no se pasea por las redes sociales a ver si se tropieza con la última medida ordenada desde Miraflores? Esa cúpula que él dice que está solucionando “poco a poco” sus violaciones de los derechos de las personas. Podría encontrarse con la noticia de que ahora la custodia de los presos políticos (sí, ese mismo régimen que él dice que está rectificando tiene reos de conciencia) será responsabilidad del ministerio de servicios penitenciarios (sin mayúsculas a propósito).
Es posible que como no sabe lo que eso significa, Fernández considere eso un avance. Pero cada uno de los más de 300 presos políticos debe estar en libertad, eso para empezar. Sin embargo, los han tenido meses secuestrados en calabozos en donde los torturan, ni siquiera los dejan ver la luz del sol. ¿Y para dónde los van a cambiar? Para las cárceles con los presos comunes, dirigidas por pranes, en donde corren la droga y las enfermedades y en donde hay que pagar para existir.
Si eso no le alarma lo suficiente o le parecen violaciones de derechos muy “politizados”, le sugerimos a Fernández que investigue un poco en las redes sociales. Es posible que encuentre videos de niños peléandose con zamuros para sacar un poco de comida de las bolsas de basura. O muchachos lanzándose al río Guaire para buscar alguna cosa que se pueda vender. O productores botando su cosecha porque no consiguen cómo transportarla; o los inmigrantes que caminan hasta descalzos para escapar del horror o los ancianos que hacen largas colas para vacunarse y les trancan las puertas en la cara. Va a tener de dónde escoger.
De cualquier forma, con ver cinco segundos de cualquier cosa que se vive en el país será suficiente para que rectifique. El régimen no ha respetado nunca los derechos humanos de los venezolanos, al contrario, cada día se supera a sí mismo con una nueva forma de humillarlos y maltratarlos.
Alberto Fernández, presidente de Argentina | Foto AFP
Editorial de El Nacional