Familiares de los 200 reos trasladados desde el Centro Penitenciario de Occidente (CPO), de Santa Ana del Táchira a la cárcel de Mérida, denunciaron las condiciones infrahumanas en las que se encuentran sus seres queridos en el penal merideño.
Tras un mes de su desalojo, a estos ciudadanos apenas se les permitió visitar a sus familiares la semana pasada, encontrándolos en condiciones deplorables, pues muchos habían bajado considerablemente de peso, además de estar en graves condiciones de hacinamiento.
Aseguró el grupo de damas, en su mayoría madres de estos internos que la última semana de abril fueron evacuados del CPO I y redistribuidos en seis internados judiciales del país, entre estos el Centro Penitenciario Región Los Andes (Cpra) en Mérida.
“Fue doloroso ver el estado en que se encuentran. Algunos están irreconocibles, han bajado hasta 20 kilos de peso. La mayoría tiene sarna; los tienen descalzos, y por lo que pudimos notar, cuando les llevamos comida, están hambrientos, notamos el afán con que comieron, y es porque los tienen aguantando hambre”, dijeron las denunciantes, que por miedo a represalias contra sus familiares presos prefirieron no identificarse públicamente.
Agregaron que varios de los internos cuando llegaron a la cárcel de Mérida, ya iban golpeados, mientras que los custodios del Cpra los maltratan por cualquier motivo, dijeron.
«Los custodios tienen allá lo que le llaman ‘recursos humanos’, que es un bate de proporciones inmensas y una rama gruesa con espinas, con los cuales castigan a los presos, por cualquier razón. Si alguno comete una falta, todos los que fueron trasladados desde el CPO sufren el mismo castigo».
Fuente: ÚN
