Sentado junto a una de las piscinas de su querido centro acuático de Meadowbrook, Michael Phelps observa pensativo las aguas que alguna vez le inspiraron miedo, informó AP.
«Esto soy yo. Aquí me siento como en casa», comentó.
Es aquí donde Phelps sentó las bases para ser el nadador más exitoso de la historia olímpica. Y donde, luego de regresar a la actividad tras ver que no podía mantenerse alejado de las piscinas, intentará recuperar su estado y añadir más gloria olímpica a su carrera en los Juegos de Río de Janeiro en el 2016.
Con la mira puesta en el campeonato nacional de este fin de semana en Irvine, California, que ayudará a determinar si está para competir de nuevo o no, Phelps sigue entrenándose en este modesto centro acuático de Baltimore, la ciudad de la que nunca se fue.
Como siempre, lo acompaña un equipo de colaboradores de primer nivel, que incluye ex campeones olímpicos y mundiales.
EL UNIVERSAL