En 2020 Nicolás Maduro decidió que le salía mejor negocio vender las acciones de Venezuela en el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF para pagar la deuda que su propio gobierno adquirió con el organismo. Dos años después ha decidido echar para atrás porque sabe que si no procura una estructura seria que le pueda dar base, el comercio bilateral con Colombia no se reanudará realmente.
Eso es lo que pasa cuando se destruyen todos los estamentos legales y financieros que son reconocidos por la mayoría de los países. Los expertos economistas del chavismo debieron pensar que eso de retomar el intercambio comercial con Colombia era como lo que proponía Hugo Chávez, cambiar gallinas por conejos, el tan mentado trueque. Y así han hecho retroceder la economía del país a la época de las cavernas.
Ahora hay una oportunidad real de concretar el comercio fronterizo, pero desde este lado ni siquiera hay un sistema financiero que pueda darle sustento al intercambio. Lo dijo incluso el presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández, que hay que volver a establecer desde mecanismos de pago hasta el Impuesto al Valor Agregado que se le aplicará a la mercancía que se exportará, el tema de los aranceles comunes externos y demás detalles que requieren mucha discusión, y hay que empezar desde cero, por lo que el proceso será lento si lo que quieren es que sea claro y confiable. Para el dirigente empresarial son proyectos a largo plazo.
Pero la CAF está dispuesta a ayudar. Y por eso es que Maduro anuncia que estudian la posibilidad de ingresar de nuevo. No hay que olvidar que este comercio bilateral estaba regulado por las normas de la Asociación Latinoamericana de Integración y antes por la Comunidad Andina de Naciones, de la que se salió Chávez en 2006. Todas estas malas decisiones han hecho que en el momento en que más se necesita estimular la producción de una industria acabada por el chavismo, haya que volver a empezar.
Pero hay que saludar que al menos la CAF está dispuesta a apoyar para reconstruir un intercambio comercial que, si bien siempre favoreció a Colombia, representaría un estímulo importante para tantos empresarios venezolanos que saben que el mercado nacional no puede contener su oferta.
De este lado hay mucho por hacer, sobre todo la revisión de regulaciones que ha inventado el gobierno chavista para los productores. Es mucho el trabajo que desde Miraflores debe hacerse y ojalá lo hagan pensando en el beneficio de los venezolanos, pues deben entender que si las empresas comienzan a producir eso redundará en beneficio de la fuerza trabajadora del país.
Editorial de El Nacional