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De Venezuela a EEUU: La amarga odisea de un migrante para reencontrarse con su familia

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De Venezuela a EEUU: La amarga odisea de un migrante para reencontrarse con su familia

Más de seis millones de venezolanos comparten una historia en común: su ardua lucha por alcanzar una vida mejor en otras latitudes. Y es que miles de familias tomaron la difícil decisión de abandonar un país que se encuentra sumergido en una crisis sin precedentes. El sueño de muchos apenas comienza cuando ponen el primer pie fuera de Venezuela, pero tan solo es el inicio de una larga ruta de adversidades que han de afrontar para poder alcanzar su mayor anhelo.

 

Diego, un nombre que le hemos conferido para proteger su identidad, fue uno de los miles que se aventuró solo en una larga ruta para llegar a Estados Unidos. Así comienza la historia de este valiente joven que vivió los peores días de angustia que más allá de buscar el tan codiciado “sueño americano”, su motivación para arribar al norte fue conocer a su pequeña hija.

 

 

En manos de los Cárteles
La travesía inició al llegar a México luego de coordinar todo con las personas que trabajan con los coyotes, quienes se encargan de traspasar a los migrantes por las rutas clandestinas en la frontera. Sin embargo, el primer obstáculo fue conseguir que los agentes de migración le exigieran pagar mil dólares para dejarlo entrar al país. Posterior a ello, fue recogido en las afueras del aeropuerto para ser transportado a un hotel.

 

“Pagué mi hotel normal como si estuviera de turismo en México”, contó. Una vez transcurrida la segunda noche de su estadía, llegó una persona que pasó a retirar el dinero del cruce -cerca de 1.500 dólares americanos- para luego ser trasladado en horas de la madrugada hasta la localidad de Piedras Negras. Allí quedó bajo custodia de los tan temidos cárteles mexicanos, quienes lo encerraron en un hospedaje de mala muerte a la espera de embarcarse a su paso hacia Estados Unidos.

 

“Estábamos literalmente secuestrados”, recordó. Agregó que estuvo en esa habitación como 15 horas. “Hay gente que dura meses. Para alguien que viene de Venezuela, hay un beneficio que ellos sí pueden hacer un proceso de migración como lo hice yo. Pero un salvadoreño o de otra nacionalidad puede estar varios meses encerrado hasta que el coyote decida que están todas las condiciones para él poderlo pasar”.

 

 

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