Antes era una sede de la franquicia McDonald’s en la circunvalación Dos de Maracaibo, donde las sonrisas infantiles y las hamburguesas no faltaban. Hoy, es una vivienda improvisada invadida por unas 7 personas, dos de ellas mujeres y el resto hombres.
No son parientes pero comparten el mismo espacio. Uno que, lejos de ser propio, tomaron como su “hogar” nueve meses atrás, al notar que el local estaba desocupado.
Dentro del local, en una esquina, reposan algunos sobre un viejo colchón. Mientras que en la parte trasera del establecimiento, donde anteriormente funcionaba el ‘AutoMac’, un fogón encendido cocina las comidas que hacen con alimentos donados.
Los temporales dueños de las ruinas —un zapatero, varios vendedores informales y hasta un presunto fiscal de la línea Integración Comunal—, saben que su estadía allí no será permanente, pues aseguran que a la empresa no se les ha agotado el contrato.