De cada 100 niños venezolanos, 25 pasan hambre

De cada 100 niños venezolanos, 25 pasan hambre

Diario las Américas.-  “La gente está pasando hambre de verdad”, afirmó una especialista, y agregó: “Alimentos como la carne, la leche o los huevos se han vuelto inaccesibles, no los hay en los mercados, y en el mercado negro sus precios son inalcanzables»

 

 

 

Al saludar la clasificación del atleta número 81 que participará en las próximas Olimpiadas de Río 2016, el presidente Nicolás Maduro aseguró que los miembros de la delegación venezolana representan a la “generación de oro”. Sin embargo, sus sucesores corren el riesgo de ser conocidos como los de la generación de “goldfield” o de “fantasía”, debido a los problemas que el grueso de los venezolanos, en particular los más jóvenes, están teniendo para alimentarse y tratarse adecuadamente de cualquier problema de salud.

 

 

La Encuesta de Condiciones Vida 2015, elaborada por las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello, advirtió a finales del año pasado que el 87% de la población no le alcanzaba el dinero para comprar sus alimentos y por ello el 12% admitió que había dejado de hacer una o dos comidas. Sin embargo, la médico Maritza Landaeta, coordinadora de la Fundación Bengoa, una organización especializada en el tema de la alimentación y nutrición, aseguró que la situación no ha hecho más que agravarse en lo que va de 2016.

 

 

“La gente está pasando hambre de verdad”, afirmó la especialista, quien agregó: “Alimentos como la carne, la leche o los huevos se han vuelto inaccesibles no solo porque no los hay en los mercados, sino porque en el mercado negro sus precios han subido tanto que son inalcanzables para el grueso de la población”.

 

 

Según Datanálisis el desabastecimiento de alimentos ya supera el 85%, mientras que desde los gremios farmacéuticos alertan que la escasez de algunos medicamentos alcanza el 90%. Por su parte, algunas consultoras calculan que la inflación ya ronda el 160%.

 

 

En este panorama los niños son los más afectados, reconoció Landaeta, quien reveló que el déficit nutricional en los infantes y adolescentes ha pasado del 12% en 2012 al 25% en 2016, “es decir de cada 100 niños 25 comen menos de lo que deben, mientras que en las zonas más pobres como (el llanero estado) Apure o los Valles del Tuy (a las afueras de Caracas) este número sube hasta el 27% mientras que los que padecen de sobrepeso es solo el 7%”. Pero por si fuera poco aseguró que al Hospital de Niños J.M de Los Ríos de Caracas han llegado en el primer cuatrimestre del año 31 niños desnutridos, 158% más que los 12 que ingresaron en el mismo período de 2015.

 

 

Estos escalofriantes datos fueron corroborados por el presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría, Huniades Urbina, quien afirmó: “Cuando comencé a ejercer la medicina en 1987 ví dos pacientes graves, pero al Hospital de El Llanito (en Caracas) solo esta semana han llegado cuatro personas con marasmo (Grado extremo de agotamiento o enflaquecimiento), lo cual revela que tienen cuatro meses sin comer bien”.

 

 

¿Cómo se reconoce a una persona con marasmo?  “¿Has escuchado de los niños de Biafra? Esos pequeños extremadamente delegados, con sus estómagos hinchados y que parecían un saco de huesos”, replicó el experto, quien indicó: “Las carnes, el pollo, los huevos, la leche y el pescado han desaparecido de la dieta de un porcentaje altísimo de niños, quienes están comiendo puros carbohidratos (harinas, tubérculos)”.

 

 

Aunque a primera vista los números arriba mencionados puedan parecer pequeños, si se le compara con los más de 17 mil homicidios que la Fiscalía reconoció que se cometieron en 2015, Landaeta apuntó: “El desnutrido grave es la punta del iceberg, pues los estándares internacionales nos señalan que por cada niño desnutrido grave hay 20 más desnutridos en su comunidad”.

 

 

Con hambre la lección no entra

 

 

La escasez y la subida de los precios de los alimentos han impactado a la asistencia a las clases. Un reciente estudio de la Gobernación de Miranda, elaborado a partir de una encuesta a 3.000 niños de 210 escuelas de la entidad y a 210 profesores, reveló que el 30% de los alumnos reconocieron que están comiendo una o dos veces al día y que el 56% ha faltado por tener que acompañar a sus padres a buscar alimentos.

 

 

Estos datos podrían extrapolarse a cualquier otro estado del país. “La matrícula en mi salón este año que recién terminó se redujo un 36% en comparación con el año anterior, pues de los 22 niños que tenía en clases en 2014 solamente se inscribieron 14 y ellos apenas he terminado yendo en promedio diario unos ocho; y cuando uno se encuentra a los padres ellos te dicen claramente que es porque no tienen dinero ni siquiera para pagar el pasaje y traerlos”, comentó al Diario Las Américas una maestra de un preescolar de la localidad aragüeña de Cagua, a 75 kilómetros al oeste de Caracas, quien pidió el anonimato para evitar represalias.

 

 

Consultada sobre el Programa de Alimentación Escolar (PAE), la docente replicó: “Tiene dos años sin funcionar en el preescolar y eso que por ser bolivariano debería tener un comedor, pero a los otros colegios de la zona donde sí funciona solamente le están dando a los estudiantes arroz y lentejas y eso no es suficiente para su desarrollo”.

 

 

 

En algunos colegios, de la provincia sobre todo, los maestros han debido modificar el horario de clases para abrir un tiempo en el cual se les permita treparse a los árboles de mango para bajar estas frutas y comerlas, aprovechando que es temporada.

 

 

 

 

Urbina, por su parte, advirtió que aún tomando medidas correctivas hoy la sociedad pagará un alto costo a futuro, porque “la desnutrición tiene efectos inmediatos y a largo plazo. Las neuronas que no desarrollaste cuando debías hacerlo ni los músculos, por falta de proteínas y vitaminas, ya no los desarrollarás, por más que te pongamos a comer toda la comida del mundo. Vamos a tener muchos muchachos con problemas de atención y aprendizaje y baja talla, así que habrá que olvidarse de las misses, de los atletas y de chicos brillantes”.

 

 

Pese a que reconoció la desnutrición durante la etapa crítica del crecimiento tendrá un coste de desarrollo social y económico para la sociedad venezolana, Landaeta aseveró que esto puede paliarse con estimulación. “Un niño que es querido por sus padres podrá estar mal alimentado, pero jamás será un desnutrido grave”.

 

 

 

No obstante, la experta reclamó de las autoridades tomar acciones de inmediato para subsanar la situación, por cuanto achacó a ella y a la escasez de medicamentos que hoy en el país estén muriendo en los hospitales un promedio de 28 niños diarios; una cifra que afecta al futuro del país y pone en evidencia que en Venezuela hay una crisis humanitaria.

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