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De alto riesgo

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De alto riesgo


 
 
Ni en las mejores películas de espionajes y acción se había visto una acusación como la que le acaban de hacer al gobierno chavista. El presidente Joe Biden se ha visto en la obligación de emitir un decreto en el que se reserva acciones en caso de detenciones arbitrarias de ciudadanos estadounidenses en varios países y Venezuela encabeza la lista. Duele y preocupa que sea el nombre del país el que esté en esa orden ejecutiva, pero están en su derecho.

 

 

Lo que firmó el mandatario de Estados Unidos el martes tiene una significación tremenda. Venezuela, junto con países como Rusia, Irán y Corea del Norte, son lugares en los que los estadounidenses corren el peligro cierto de ser secuestrados o detenidos arbitrariamente y la Casa Blanca está dispuesta a actuar en caso de que suceda hasta lograr la liberación de estas personas.

 

 

Lo malo es que en el caso de Venezuela no está hablando a futuro, sino que el gobierno chavista tiene en sus mazmorras al menos a 11 estadounidenses acusados de intentar acciones en contra de los ocupantes de Miraflores y otros delitos que indudablemente son fabricados. Ya la Casa Blanca envió una delegación que consiguió en marzo la liberación de dos, un hombre encarcelado por manipular un dron y uno de los seis ejecutivos de Citgo que fueron detenidos, pero quedan todavía los otros cinco.

 

 

El terrible caso del exmarine John Matthew Heath, que intentó suicidarse después de recibir horrendas torturas, hizo que Biden enviara a Caracas a Rogers Carstens, encargado de Asuntos de Rehenes, pero no consiguió que le liberaran y lo mandaran a su país. A Heath lo vinculan con la operación Gedeón y fue procesado por terrorismo.

 

 

También la Casa Blanca acaba de informar que al menos otros dos estadounidenses fueron detenidos supuestamente por pasar la frontera de Colombia a Venezuela de manera ilegal. Aunque no se sabe dónde los tienen, es obvio que el gobierno de Biden teme por su seguridad y su vida, por lo que considera un deber asistir a sus familiares y ejercer presión para que sean liberados. Lo terrible de estos casos es que, según informes extraoficiales, estos y otros hombres fueron aparentemente engañados por mujeres venezolanas en Colombia o Panamá, donde los convencen de hacer el viaje y aquí los detienen. ¿Cuál es el objetivo de esta macabra acción? ¿Para qué quiere el gobierno chavista tener a estadounidenses secuestrados? ¿Qué buscan a cambio?

 

 

Estas son prácticas de forajidos, no de gobiernos serios. Actúan como bandas delincuenciales que buscan sacar provecho a través del secuestro de personas inocentes. Ahora no solo se habla de narcotráfico, colaboración con organizaciones terroristas, contrabando; el decreto advierte a la población estadounidense que en Venezuela corren el peligro de ser detenidos arbitrariamente sin haber cometido ninguna falta.

 

 

No puede ser que el nombre del país se siga asociando con cuanto comportamiento negativo exista en los bajos fondos, porque los venezolanos somos gente de bien que merece que se le reconozca por trabajadora, solidaria y generosa, no como narcotraficantes, terroristas y secuestradores. Si Biden, después de mandar a su emisario especialista en rehenes, firmó ese decreto y puso al país a encabezar esa lista es porque tiene motivos. Mientras más pasa el tiempo, más asuntos sórdidos vinculados con el gobierno chavista salen a la luz. ¿Hasta cuándo?

 

Editorial de El Nacional

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