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Cuentos Para Tomar Té

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Cuentos Para Tomar Té

 

 

 

Una de las mejores cosas derivadas de tomar el té en familia o entre amigos al finalizar la tarde, son las conversaciones distendidas que se tejen en torno a ese ritual, y es que no hay nada que pueda superar ese momento tan oportuno para escuchar y ser escuchados y al mismo tiempo, rendirse al aroma y al sabor de ese néctar que nos reconforta del esfuerzo y las vicisitudes de nuestra jornada, y nos prepara para el último segmento que está por llegar de ese largo día.

 

 

En algunos países de oriente, la tradición de contar historias a la hora de tomar té está muy arraigada, en China esto sucede no sólo en la intimidad de la familia sino que algunas casas de té tradicionales,  reciben a cuentacuentos profesionales que ofrecen a los amantes del té, bellas historias que invitan a la calma y muchas veces a la reflexión, he aquí una de esas tantas historias:

 

 

Existió en China un hombre riquísimo, acostumbrado a recibir la pleitesía y los halagos de todos los que le rodeaban, pero había una excepción: un hombre extremadamente pobre que nunca le había dedicado ningún halago, lo cual sumía al poderoso señor en la confusión.

 

 

Un día ordenó a sus criados que trajeran a ese hombre miserable ante su presencia y decidió tentarle de esta manera:

 

 

–       ¿Si te regalase la cuarta parte de mi riqueza me adularías?  

 

 

–       Sería un reparto demasiado desigual para ser digno de mis halagos – respondió sobriamente el pobre

 

 

–       ¿Y si te diera la mitad? ¿Me adularías si tuvieses la mitad de mi fortuna?

 

 

–       En este caso, ambos tendríamos lo mismo y por lo tanto no habría motivos para la adulación.

 

 

Desesperado, el rico intentó un último recurso:

 

 

–       ¿Y si te entregase todas mis riquezas? ¿Qué harías entonces?

 

 

–       Si yo tuviera una fortuna tan grande, ¿por qué iba a adularlo?

 

 

El té que acompaño este cuento en esa oportunidad fue un Tie Guan Yin, que significa Diosa de Hierro de la Misericordia, un té oolong con un bajo nivel de oxidación, cuyas cautivadoras notas florales y su sabor delicado y ligero y una sobriedad digna del hombre pobre del relato, permitió la llegada de muchísimos cuentos chinos y otros, extrañamente, no tan chinos.

 

 

Jennifer Ramírez V.

Sommelier

@TomarTeVzla

 

 

 

 

  

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